El gato triste y azul [CSI N.Y.]

Como corresponde a cualquier heredero de todo un señor campeón del mundo, al RB7 lo mirábamos nada más verlo con absoluto arrobamiento por dicernir si traía nueva magia consigo o si por el contrario, era consecuente con el RB6.

El día de la presentación lo veíamos por fin, y los escapes aparecían claramente dispuestos y a la vista de todos, sin pegatinas, vamos. La fotografía que va en unas líneas después muestra uno de ellos, y la siguiente, la configuración definitiva que ha originado ríos de tinta, toda vez que por arte de magia los escapes dejaban de estar donde estaban al principio, y parecían estar debajo del fondo plano o en su caso, encastrados en él.

Confesé hace unos días que el asunto me había pillado con el pie cambiado, pero mejor lo vemos y luego hablamos:

Empiezo a sospechar por dónde van los tiros pero me hace falta repasar algunas cosas antes de soltarlo. De momento dejémoslo en que el coche de Adrian ha corrido como un tiro, como ya hiciera el RB6 en su día, y quien más o quien menos ha tratado de vislumbrar en la extraña disposición de los escapes la razón última de tan buen comportamiento.

Pero como comentaba ayer, la cosa podía estar en otro sitio porque esta vez no hay embudo que valga y la zaga del coche austriaco se ve más elevada que antaño. Dicen los expertos que el RB7 dispone de más batalla (distancia entre ejes) que el RB6 y sería lógico pensar, tal y como hemos narrado en lo que llevamos de la saga «RB6 Enigma», que para impedir que el fondo plano roce con el suelo el difusor vaya un pelín más alto.

Sin embargo, más abajo observamos un extraño canal que surge pegadito a la raíz del soporte de la luz de lluvia, y que en la fotografía hábilmente tratada por nuestro laboratorio ha quedado señalado con una flecha roja, al que se le presupone un hermano gemelo en el otro lado, el que no vemos en la foto de marras (los de ciencias suelen tender a ser muy simétricos en las cosas que hacen).

No tengo ni idea de si hay gato, si éste está triste o aún si es azul (bueno, esto último es pura retórica literaria, entendedme, que ya conocemos de sobra el color que llevan los Red Bull), pero sigo pensando que ahí hay algo, tal vez una salida del calor residual del intake colocada en el punto estratégico y que se me parece Pepe, como diría mi sobrina Carola.

Seguiremos informando.