Los gallumbos de Felipe

Después de lo que hemos conocido esta misma semana, que Felipe Massa necesita rápidamente un nuevo juego de calzoncillos no creo que plantee dudas, y que el necesario recambio pasa porque en Interlagos se corone campeón, creo que de puro obvio se cae por su peso. Ahora bien, pienso que después del alarde de atributos masculinos protagonizado por el hijo de Anthony Hamilton tras la carrera de Spa, la referencia a los gallumbos de mi brasileño del alma encierra algún tipo de aviso subliminal al británico, si no es una advertencia expresa, como intuyo.

Y lo digo porque cuando pensábamos que todo estaba perdido, o casi, el paulista ha venido a mostrar que la guerra sigue abierta, y que el domingo va a salir a dejarse la piel por llevarse a casa el mundial de pilotos. ¿Por qué lo afirmo? Evidente, porque mientras medio mundo se cachondea por la ocurrencia que ha tenido al decir que si gana el campeonato jubila sus calzoncillos de la suerte, nadie ha prestado atención al hecho incuestionable de que mi pobre Felipe no puede continuar con ellos ni un segundo más, y que por ello quiere quitárselos.

Sacando la cuenta, y haciendo caso de sus palabras, lleva 2 años consecutivos utlizando la misma ropa interior en las carreras, y el asunto hace nada menos que un total de 35 fines de semana completos (no contemplo la próxima cita brasileña), 70 días en los que la pieza ha sufrido temperaturas extremas, rozamientos, y una serie de circunstancias que por pudor no puedo describir, pero que como hombre imagino. 87,30 horas, 5.250 minutos, 315.000 segundos, 3.150.000 de décimas de segundo, 31.500.000 de centésimas de segundo, 315.000.000 de milésimas de segundo… y con sólo 35 lavados.

Llegados a este punto, cabe admitir que la resistencia de la prenda debe estar en las últimas, y si no lo está, seguro que anda muy cerca. Y aquí quería llegar hoy, porque a poco que se le hinchen las pelotas (vulgarmente hablando) al brasileño, los gallumbos pueden reventar.

Sí, creo sinceramente que mi Felipe le ha mandado un recadito al hijo de Anthony Hamilton, advirtiéndole de que se ande con mucho cuidado, no vaya a ser que termine donde no quiere; vamos, que no lo quiere ver cerca ni en pintura, ni delante, ni inmediatamente detrás, lo que incide en mi teoría de que Ferrari quiere colocar al británico a respetable distancia de la cabeza por ver si sabe realmente navegar en aguas turbulentas, manteniendo el tipo y demostrando esa madurez de la que tanto alardea después del paseo en China, porque lo cierto es que al muchacho no le acompañan los resultados cuando los de Maranello están presentes.

Quitando las 3 ocasiones en que el inglés ha salido desde la pole para terminar primero en ausencia de los Ferrari (Australia, Alemania y China), las dos victorias restantes las ha obtenido también por ineficacia de los italianos (Mónaco y Gran Bretaña). Acumula 2 segundos puestos (Turquía y Valencia, el primero de ellos regalado por Massa), y 2 terceros (España y Bélgica). Carece de cuartos puestos, y ha logrado 2 quintos (Malasia y Hungría), 1 séptimo (Italia), 1 décimo (Francia), 1 décimo segundo (Japón), 1 décimo tercero (Bahrein), y 1 abandono (Canadá)…

Sí, todo indica que Ferrari se ha tomado en serio lo de estar ahí, sin hacer el indio, y que lo de los gallumbos de Massa es un serio aviso que no conviene tomarse a pitorreo.