viernes, 30 de abril de 2021

Smile

He escrito tanto sobre Barrichello, Ratzenberger y Senna en aquel maldito fin de semana del 29 de abril al 1 de mayo en Imola, que bien me puedo permitir encabezar este texto con la imagen del astro brasileño, y hablar de David Coulthard y todos esos idiotas que lo disciernen en cualquier esquina y no reparan gastos en mostrar sus pocas luces impostando recuerdos con tal de ensalzar a Lewis Hamilton.

La última del escocés ha consistido en afirmar que la rivalidad entre Max Verstappen y el ínclito le recuerda a la de Senna y Prost, y sin sonrojarse lo ha dicho. Y el caso es que dos carreras no son varios años, algunos de ellos de convivencia plena en McLaren, de a hostias intramuros, un decir. Max se parece a cualquiera de los dos en lo que yo te diga, y Lewis, pues eso mismo, ya que es un tipo al que el Balestre de nuestra época le va arreglando las cosillas y los flecos de la alfombra roja que pisa.

En esta historia el lilas es David, y mira que le profeso una fe verdadera y un cariño que sólo podemos sentir los vascos, pero ¡no me jodas! 
 
El holandés es todavía un yogurín y el heptacampeón no pasa de nata montada de supermercado que alaban los mejores críticos del mundo porque, básicamente, es la única que conocen. Pero, pienso, si te metes en una historia de trazar paralelismos con dos auténticos cabrones de siete suelas que áun hoy son recordados por sus batallas dentro y fuera de la pista, como fueron Alain y Ayrton, mejor hacerlo con todas las consecuencias que con la tibieza propia de los que sólo se atreven a meter la puntita.

El francés y el paulista son irrepetibles e incomparables, y hasta aquí puedo leer. Pero si vas a hacerlo de todas formas, como ha sido el caso de Coulthard, al menos búscate la vida como se la buscó Hildur Guðnadóttir convirtiendo el Smile de Jimmy Durante en una melodía turbadora que nos dejó jodidos cuando la escuchamos en el tráiler de Joker antes de que la cinta fuese estrenada.

La poesía era diferente a finales de los ochenta y principios de los noventa del siglo pasado. Sus estrofas se tallaban huyendo de la muerte que esperaba detrás de cada error o falso movimiento. Allí se la jugaban de verdad, hoy simplemente se juega mientras Michael Masi no saca la tarjeta roja...

Os leo.

3 comentarios:

Otrokimista dijo...

Tal vez lo dijo para el redil milenial, no se lo eches en cara al buen David.

carlosike20 dijo...

quizás no para echar en cara, pero fue muy atrevido al decir semejante comparación, podemos decir que ni Senna ni Prost se pueden comparar con nadie.. como dijo José, son únicos e Irrepetibles

Carlos ollarves - Carora - Venezuela

Elín Fernández dijo...

Es que DC bebe mucho whisky escocés 🤣.
Abrazo, gigantón