viernes, 23 de abril de 2021

¡Abran paso!


Hace algunos años que llevo diciéndole a Miguel que este mundo ya no nos pertenece y es estéril darse de cabezazos con una realidad que viene pautada por cliffhangers a final de cada frase, que se ha hecho fuerte en la desaparición de la exposición el nudo y el desenlace, y abusa de las epifanías como recurso dramático enfocado a resaltar el hype.

En casa éramos muy de epifanías, tiempo ha, obviamente. Veíamos un geranio florecer en la ventana de la cocina, por ejemplo, y montábamos una fiesta de primavera. Te tocaba alargar la existencia de los pantalones de tu hermano mayor y la alegría no te cabía en el cuerpo, y lo mismo pasaba con los libros de texto, que entonces servían para dos o tres edades, no como ahora. Conozco de sobra el percal que gastan los que van promocionándose a base de sustito en sustito, porque, para colmo de bendiciones, he desayunado, almorzado y pernoctado con friquis desde 1992 hasta quien dice anteayer. El Rol y su cosas, ya me entendéis...
 
Lando nos alegraba la tarde el pasado domingo y, bueno, entre los que no han quedado contentos con el rendimiento del británico porque hicieron pellas Bottas, Pérez y Leclerc, y los que han decidido rendirse a sus pies porque quedaba muy por delante de Sáinz (sic), no me da la vida para digerir tanto análisis.

El caso es que la suerte tiene cabida en la Fómula 1 y, estirando la cosa, se podría decir que es uno de sus ingredientes principales. Al hilo, y como hemos mencionado infinidad de veces en Nürbu, hay que saber pillarla. Mejor dicho: hay que estar ahí para cazar ese milímetro cúbico de fortuna que te permite sobreponerte a los rivales. Norris no es menos por haber sabido aprovechar las ausencias de Sergio, Valtteri y Charles, ni es más por haber quedado dos puestos por delante de su antiguo compañero.

Lando Norris tiene entidad propia y en Emilia-Romagna demostró por qué lidera McLaren mientras Daniel sigue explorando sus posibilidades.
 
En realidad no hace falta ni tanta hostia ni tanta tirita para verlo. El gañancete ha crecido y fue un gusto verlo aunque al final le abriera la puerta a Hamilton. Norris tiene sello de calidad. Es uno de esos pocos tipos de la parrilla que entrevén que hay posibilidades y consigue el mejor resultado, independientemente de que no esté presente parte de los primeros astados o su anterior compi quede atrás...

Será la edad o que estoy hasta aquel sitio de soportar gilipollas. Como decía al inicio soy consciente de que todo esto hace años que pasa de mí y mis idas de olla, pero, en serio, no es ni medio normal estar a viernes y traduciendo a la neolengua lo que hizo Lando Norris en Emilia-Romagna.

Os leo.

1 comentario:

Lastra dijo...

Lando es de lo mejorcito que ha pasado por la F1 en los últimos tiempos -Carlos también, pero él ya lleva más tiempo-, hasta tal punto que no parece ni británico, de lo buen tipo que es. Pero al margen de su bonhomía la verdad es que está entrando en una fase de decantamiento como piloto y eso se está notando en la pista gracias a un monoplaza cuyo diseño aero también está llegando a una madurez interesante y una UP que le está permitiendo a ese carro "alzar la voz" y manifestarse sobre el asfalto como hacía tiempo que no se le recordaba.

Y yo alzo mi copa para que esto siga así. Salud, Josete!