Somos la marea azul

El recibimiento de los tifosi a Fernando Alonso en la catedral de Monza, es una de esas cosas que por totalmente inesperadas, sirven de revulsivo para seguir al pie del cañón así se abran los cielos y caigan por ellos cien mil políticos de esos que nos sobran.

¡Oh, sorpresa! Mientras en nuestro bendito país se ha dado eco y lactancia a cuantas imbecilidades han puesto en duda que en Ferrari se echara de menos al asturiano, una parte de los seguidores de la mítica ni le ha olvidado ni al parecer pretende hacerlo, lo que me lleva a pensar en que da la sensación de que no tenemos remedio, y a recordar, que por mucho que se empeñen los que reescriben la historia, aquí, en nuestros lares, desde 2004 a esta parte, al Nano se le ha escupido y zancallideado casi siempre.

Hoy me he reído por partida doble. Por lo que comentaba antes y porque la competencia de Antena3 admitía tácitamente que sin Fernando en el podio las cosas resultan un poquito peor, lo que nos pone en que la cadena del Grupo Planeta no estaba tan caduca en su planteamiento sobre la Fórmula 1, como comentaba no hace tanto la misma fuente; en que Antonio Lobato es el caballo ganador de esta historia; y en que eso de hacer F1 sin contar con el mejor piloto del mundo, lleva más peligro que un revólver cargado en manos de un chimpancé borracho.

Tener razón no está mal como saldo, aunque maldita la gracia que me hace —como imagino que os sucede a muchos de vosotros—, asistir a la misma procesión de imbecilidades que tratan por todos los medios de hacer que veamos blanco lo que es negro, mientras espero (esperamos) pacientemente a que sucedan cosas como las que os estoy contando.

Por suerte llevo aquí desde 2007 y he visto de todo, incluso a traidorzuelos que habiendo perdido aceite por el de Oviedo, en la actualidad insisten en pasar por aficionados de toda la vida a base de ciscarse en su figura día sí y día también.

Todo eso estaba bien hasta hoy. Pero Monza 2015 va a suponer un antes y un después tras el cual será complicado asimilar el llamado alonsismo a un periodismo condescendiente o a una insuficiente preparación, sencillamente porque nuestro periodismo patrio se ha retratado en esos tifosi que jaleaban a un tipo que vistiendo el uniforme de McLaren, sigue siendo uno de los suyos porque militó en Maranello y la llevó más lejos de lo que permitían sus autos, y visto lo visto, porque esa marea azul que tanto se detesta en algunos ámbitos, ha soportado sobre sus hombros una Fórmula 1 democrática, para todos, que incluso ha servido a sus detractores para despreciarla por apestosa.

Veremos cómo nos buscamos la vida el año que viene, pero ya hemos pasado por esto y sé que lo superaremos. Somos la guardia pretoriana de Fernando porque crecimos en el frío y en las inclemencias de un invierno que parecía no tener fin, no porque nadie nos regalara nada, ni desde los medios de comunicación ni en internet. Y seguiremos siendo ese escudo que protege lo nuestro con uñas y dientes, porque quizás no sepamos hacer otra cosa, pero fundamentalmente, porque el tiempo nos sigue dando la razón a pesar de los numerosos cainitas que nos rodean.

Os leo.