Chino chano

Que en un mismo golpe de timón, caigan el cocinero, el jefe de logística y el bueno de Massimo Rivola, puede llevarnos a pensar que los problemas de Ferrari en el Gran Premio de España se larvaron en los fogones de Maranello entre estos tres felones, aunque humildemente pienso que supondría errar el tiro.

Bromas aparte. Ayer tarde, cuando escribía El horror y me preparaba para integrarme como colaborador en SafetyCast,  llegaba a mi buzón de Gmail el boletín de La Scuderia. Se titulaba así: «Spanish GP – A step, not a jump», y creo honestamente que ésa es la óptica adecuada.

En Fórmula 1 es casi tan importante acertar en las evoluciones como asegurarlas. Montmeló, el retorno a Europa, hace de punto y aparte con respecto al inicio de temporada y es por ello, un lugar donde quien más o quien menos sueña con dar el salto. Pero el problema suele estar en que los demás también saltan y en que como se cruce en tu camino una circunstancia inesperada, como por ejemplo las altas temperaturas habidas hace un par de días o tres sobre el asfalto (rondaron los 50º), el sueño puede convertirse en pesadilla con bastante facilidad.

¿Qué tal está Ferrari? Yo diría que mejor de lo esperado. 

El SF15-T no estuvo finolis (hierrote, que decimos por aquí) y el equipo tampoco —lo ocurrido con Kimi fue como pasar por la quilla a más de uno—, pero durante el fin de semana hemos podido comprobar ya sin ruido, que Maranello es la segunda escudería del campeonato, y no tanto porque Williams sufra en cada centímetro de pista y Red Bull, literalmente las siga pasando canutas, sino porque la taliana ha sabido asegurar todo lo conseguido en invierno.

Sabéis de sobra lo que pienso sobre los milagros que vende don Maurizio, así que si Allison busca llevar más aire a la zaga del coche y articula un montón de novedades enfocadas al mismo norte, imagino que no se han reunido Resta, Arrivabene y Byrne, sino más bien, que el ingeniero británico sabe dónde quiere ir y cómo conseguirlo.

En este sentido, me encajan hasta las incomodidades sentidas por Sebastian y Kimi en Barcelona. El monoplaza rosso no es una berlina de lujo ni tiene un baquet mullido. Se acabaron las comodidades. Allison ha dado a los dos pilotos oficiales lo que necesitaban entre Melbourne y Sakhir y es hora ya de que empiecen a ganarse el sueldo en un vehículo que necesita evolucionar paso a paso para acercarse a Mercedes AMG —chino chano, que dirían los del bajo Aragón y Tarragona—, porque ahí está el intríngulis, en defender lo conseguido y en luchar por conseguir más, aunque duela.

Os leo.