sábado, 23 de mayo de 2015

El sexador de ruedas


Mi Felipe es un tipo tan peculiar y entrañable, que he decidido levantarle una capillita junto a mi colección de Tyrrell a escala 1:18, para que cuando se retire, pueda seguir rezando a los imposibles.

San Judas Tadeo hace tiempo que no me responde ni a los SMS, y la verdad es que lo entiendo. Está la vida tan achuchadita que no hay ni por dónde cogerla. Os ahorro los detalles, que cada cual aguanta su vela, pero no me digáis que como santo milagrero de causas perdidas, el brasileño da algo más que la talla. 

Massa es un fenómeno dando cabezazos a la realidad. No tiene par. Nadie diría que se mantuvo en Ferrari como sexador de ruedas y ha llegado a Williams para gozar de un bien merecido retiro —no entiendo muy bien cómo no es criticado por los que dan cera a Pedro Martínez de la Rosa, por eso de que quiere seguir corriendo en el WEC—.

En fin, no traigo al paulista hasta estas líneas porque coincida una alineación de astros, sino porque el lunes pasado, en el programa 140 de SafetyCast, me refería a él para afirmar que la de Grove no iba a levantar cabeza en Mónaco y para decir que me servía a mí, como ramita de zahorí a la hora de comprender si Paul Hembery miente más de lo acordado.

Aunque parezca broma no lo es. A lo de sexador de ruedas me refiero. Tantos años preguntándonos por qué Maranello lo mantenía en nómina, y una noche cerrada me desperté de madrugada entendiéndolo todo. Escribí algo al respecto al día siguiente. Fernando se había tropezado con Kimi al inicio del Gran Premio de Japón y mi Felipe volaba y volaba porque Pirelli, habiendo prometido que iba a ablandar sus ruedas, las había servido más duras después de Barcelona.

El marido de Anna Raffaela es hombre Bridgestone, de aquella Bridgestone que sólo comprendía La Scuderia y luego apañaron Brawn GP y Red Bull. Ergo es el uomo Ferrari por antonomasia, tal y como le susurró al oído Montezemolo, el día de su despedida. Sus años en la rossa han sido claves en el éxito de Vettel y Raikkonen, y sé que llegará el día en que lo reclame aunque mis ojos no lo vean. No se enfrentó a Alonso, sino a la tontuna que le entró a don Luca cuando decidió alinearse con los del yate de Flavio en 2009, y con Murdoch y Slim cuando estos intentaron el asalto a CVC Capital Partners.

Su viaje ha pasado desapercibido pero su guerra es con la minalesa proveedora de neumáticos. Y hoy lo hemos visto de nuevo. Williams lleva encima un año de tirar a la basura si lo comparamos con 2014, sencillamente porque las gomas son más blanditas en términos generales, que hace tan sólo unos meses.

Hembery no ha mentido, pero el sexador de ruedas no puede evitar que se le vislumbren los costurones, y dispara a todo lo que se menea por ver si acierta a Fernando. Y así y tal, que diría don Mariano. Fuegos artificiales, que dicen en mi tierra, porque quien nace barrigón, de más está que lo fajen, que mencionaría Concha.

Os leo.

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