jueves, 14 de mayo de 2015

¡Que la fuerza nos acompañe!


No sé si sois conscientes de que eso de ilusionarse con un tipo que sonríe y va diciendo tic-tac, tic-tac, tic-tac, no es muy racional que digamos.

Tampoco es muy natural que Dennis ande comentando por ahí, poco menos que la tiene más larga, o que para un japonés optimista que existe, éste sea precisamente el responsable de Honda Motorsport, Arai san.

No, nada de lo que sucede a nuestro alrededor parece ni medio normal.

Por un lado nos cuentan que Fernando está pensando en su jubilación porque no le salen las cuentas pero le vemos contento, y le observamos en alegre comandita con un feliz Jenson Button aunque el otro día, al británico le entrara la british pájara, como sucedía en los buenos tiempos, cuando a Jim le tocaba probar los milagros de Colin, o cuando James vomitaba antes de entrar en combate.

Se comenta que en las noches de fines de semana de carrera, Ron y Yasuhisa, atiborrados respectivamente de té y de sake, se entretienen orinando las persianas de los garajes de Mercedes AMG y Ferrari, como buscando camorra, mientras Boullier los busca por el paddock con la intención de evitar problemas y si se puede, minimizar los daños...

Es lo que hay. Lo único que hay, para qué demontre vamos a engañarnos. Un universo de sensaciones contradictorias que huele a que algo se está cociendo sin que sepamos ni el cómo, ni el cuándo estallará la bomba de relojería sobre la que estamos sentados.

Quizá todo se reduzca a que hoy cumple años George Lucas y la guerra contra el Imperio ha comenzado sin pedirnos permiso...

Quién sabe cómo terminará todo. Lo único que sé es que nos seguirá cayendo la del pulpo. En todo caso, apretad los dientes y decid bien alto conmigo: ¡que la fuerza nos acompañe!

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

May the Force be with you... and... Stay tuned! The best, is just to come!

Lo mejor, esta por venir... Yo elijo creérmelo. Una cultura capaz de crear katanas, no puede fallar en su objetivo.

Anónimo dijo...

Genial Orroe
con dos cojones