jueves, 5 de junio de 2014

Más allá del azul


Constantemente mostramos tendencias destructivas porque forman parte de nuestro bagaje animal. A lo largo del proceso de socialización los seres humanos aprendemos a controlarlas primero y a utilizarlas en beneficio propio después, siempre bajo las normas del marco de convivencia que nos cobije. Quien falla en este aspecto se convierte en un inadaptado, en un peligro para sí mismo y los demás o incluso podría llegar a mostrarse un ser profundamente autodestructivo.

La piscología me apasiona pero no está muy bien vista que digamos y en lo nuestro aún menos. Sin embargo, muchas veces hablamos de la consistencia de un piloto o la fragilidad de otro si tener en cuenta que más allá de sus manos o cerebro, esa dureza o debilidad que se palpa sobre los trazados hunde sus raíces en la parte innacesible de la personalidad que se define como mente y los más arrojados llaman alma.

No es cuestión de abrir hoy un debate metafísico, desde luego, pero me ha chocado leer a Robert Kubica hablar sobre Lewis Hamilton y Nico Rosberg trenzando hilos que en sentido estricto corresponden a la gramática y ortografía de la psicología. Él, precisamente él, el piloto de Cracovia al que cualquier aficionado con dos dedos de frente echa de menos en la actualidad, un hombre que se ha confesado católico y creyente innumerables veces y justificó el afortunado desenlace de su brutal accidente en el Gilles Villeneuve a la intercesión de San Juan Pablo II, ha mencionado sin hacerlo que la fortaleza mental puede decantar el campeonato de 2014 a favor del hijo de Keke.

Lewis puede ser más rápido pero Nico parece más consistente, a lo que habría que añadir «psicológicamente» para entender de qué demonios hablamos. Robert sabe lo que dice. La fe mueve montañas y el polaco es un hombre arraigado en la fe, batido por los temporales mundanos pero fuerte en su fe, frágil como todo ser humano pero imbatible al amparo de su fe...

Todas estas cosas me interesan sobremanera y como sabéis de sobra he hablado muchas veces de ellas en las páginas de este blog, y hoy me ha resultado interesante comprobar que bajo toneladas de datos tecnicos y tiempos por vuelta, sigue habiendo sitio en este deporte —como en otro cualquiera, sea dicho de paso— para que aflore esa sensación intangible que nos deja entrever en los pilotos que también ellos saben mirar más allá del azul encontrando allí una fuerza que los convierte en auténticos titanes una vez se suben a sus vehículos.

Os juro que pagaría por saber en qué manantial secreto abrevan Nico o Lewis, o Fernando, o Jules, o cualquier integrante de la parrilla, para ponerse a los mandos de un monoplaza y conducirlo a doscientos y pico kilómetros por hora jugándose la vida, para que les compense luego aceptar que a veces se les critique por auténticas chorradas.

Os leo.

4 comentarios:

J-CAR dijo...

Todo gira y gira veloz a mi alrededor.
Busco el centro inmutable de mi mismo.
¡Por fin encontré donde apoyar firmemente el pie!

https://www.youtube.com/watch?v=EyXBgLExW-g
https://www.youtube.com/watch?v=EyXBgLExW-g
https://www.youtube.com/watch?v=3El-dKuCmx0

¡Saludos!

Aficionando dijo...

Algunos ya dijimos por aquí antes de que empezara el mundial que este podía ser, por fin, el año de Rosberg. Esta guerra intena me trae recuerdos amargos de la cruenta y deshonesta batalla a la que se enfrentó Alonso en McLaren: neumáticos con la presión errónea, excesiva carga de combustible, estrategias malévolas, plafones sueltos... Kimi se llevó el gato al agua. Aquella última carrera en Brasil nunca se me olvidará: Hamilton equivocando botones, el McLaren de Alonso que no corría ni patrás y la cesión de Massa. Aquel mundial debió ser de Alonso, algo que sólo negarán sus enemigos.
Otra guerra sucia, entre Vettel y Webber se saldó con el campeonato para Vettel cuando la batalla era entre Alonso y Webber... Red Bull sacrificó a Webber metiéndole en boxes antes de tiempo y Ferrari picó, atascándose Alonso detrás del correoso Petrov, que a saber dónde estará ahora.
No estaría mal que por una vez la previsible guerra interna en Mercedes, que la hay y la habrá, beneficiara a Alonso. Lo malo es ese FIAT tan rematadamente malo...

GRING dijo...

¿Y yo que pienso que esa tendencia destructiva o autodestructiva no tiene que ver nada con lo animal, sino con lo estrictamente humano?.Tocas un punto muy interesante de este deporte (y de todos). Apasionante. Pero que casi nadie recuerda entre tanto motor, cachivache aerodinámico, circuitos Tilken,...El factor humano en la contienda contra otros, pero sobre todo contra uno mismo. Tendremos que esperar el desenlace para ver la madurez y la consistencia mental de los dos contendientes de este año, aunque algo nos han enseñado en las calles de Montecarlo.Veremos, veremos. Buen día.

J-CAR dijo...

Durante el fin de semana todo gira a su alrededor, el equipo, la prensa, los aficionados, los patrocinadores. Solos en su cockpit algunos vuelven a encontrarse a sí mismos, en el vuelta a vuelta van encontrando la calma. Son ellos solos, el coche y la pista. Los pilotos, esos nuevos derviches motorizados...
http://www.motorpasionf1.com/formula-1/ayrton-senna-en-el-gp-de-monaco-de-1988-la-lucha-entre-dios-y-el-diablo
https://www.youtube.com/watch?v=al5ZuZ6_b0I
https://www.youtube.com/watch?v=fv-EEHJUt4c
¡Saludos!