Los blogueros de estirpe necesitamos escribir porque la escritura es nuestro alimento y porque ceder a la idea contraria supone venderse a esa entelequia que propone que en Twitter, por ejemplo, ese territorio universal en el que tan solo 140 caracteres sirven para postularse como sabio, enigmático, sugerente o artista, se puede vencer sin exponerse siquiera a convencer porque no hay espacio para un mínimo debate.
Me gustan los retos y encontrar rivales en pista a quienes batir. Garou y competitivo de cuna, todo esto me va en la sangre y el manantial en el que bebo cada mañana al levantarme me dice que siga, que persevere, que no renuncie a caer derrotado por el cansancio.
En la entrada anterior tenemos a un censor emboscado en el anonimato que pretende que diga las cosas a su modo y arriba tienen ustedes una fotografía que retrara un alma enmarcada en blanco que conduce un coche inmaculado pero sin embargo ensuciado con los colores de Martini Racing. Reiteración de atmósferas que delatan a su vez que tal vez, solo tal vez, los caminos son siempre de ida y vuelta y es posible entender sin hacerse preguntas que el casco que navega en el FW36 enmascara una foto de boda, una relación incalificable y genuina que sitúa al esposo de la instantáneada como quicio del renacer de Williams.
Es tan sencillo como tejer hilos de diferentes colores para que salgan simulaciones de arcoiris y tan complicado como para pensar que todo esto resulta tan sumamente fácil que podría no ser la respuesta adecuada. Toto, alma mater de la actualidad Mercedes AMG tras el destierro de Ross Brawn y Norbert Haug, es el mánager de Valtteri Bottas y el tipo que arrulla a Susie entre las sábanas mientras los Grandes Premios se desencadenan, e insinúan algunos que tiene mano de la buena para favorecer a la escudería donde están depositados sus intereses inmediatos.
Podría ser, quién puede negarlo con los tiempos que corren, que un hombre cualquiera, Toto en este caso, sucumbiera a la tentación de regalar un futuro creíble a su pupilo y a su novia, pero para qué, ¡demonios!, para qué si Nico y Lewis siguen sentando sus reales en cada prueba, ¿para parar a Red Bull y Ferrari? ¿De qué hay que sujetarlas si dejaron de ser una amenaza desde finales de la temporada pasada?
Dejemos a Susie en su estela nívea sin que haga falta un Toto que la revalide. Dejémosla así, blanco con librea multicilor sobre blanco con decoración iridiscente y si es el caso, que sea ella, la novia de la foto, exclusivamente, quien decida si hace pasapalabra o se caga en todo lo cagable cuando Felipe Massa cae de nuevo presa de sus demonios domésticos, como ha sucedido esta tarde en Spielberg.
¿Cómo era aquello? Sí, detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Pues eso, que hoy ni para reír las gracias. Os leo.
En la entrada anterior tenemos a un censor emboscado en el anonimato que pretende que diga las cosas a su modo y arriba tienen ustedes una fotografía que retrara un alma enmarcada en blanco que conduce un coche inmaculado pero sin embargo ensuciado con los colores de Martini Racing. Reiteración de atmósferas que delatan a su vez que tal vez, solo tal vez, los caminos son siempre de ida y vuelta y es posible entender sin hacerse preguntas que el casco que navega en el FW36 enmascara una foto de boda, una relación incalificable y genuina que sitúa al esposo de la instantáneada como quicio del renacer de Williams.
Es tan sencillo como tejer hilos de diferentes colores para que salgan simulaciones de arcoiris y tan complicado como para pensar que todo esto resulta tan sumamente fácil que podría no ser la respuesta adecuada. Toto, alma mater de la actualidad Mercedes AMG tras el destierro de Ross Brawn y Norbert Haug, es el mánager de Valtteri Bottas y el tipo que arrulla a Susie entre las sábanas mientras los Grandes Premios se desencadenan, e insinúan algunos que tiene mano de la buena para favorecer a la escudería donde están depositados sus intereses inmediatos.
Podría ser, quién puede negarlo con los tiempos que corren, que un hombre cualquiera, Toto en este caso, sucumbiera a la tentación de regalar un futuro creíble a su pupilo y a su novia, pero para qué, ¡demonios!, para qué si Nico y Lewis siguen sentando sus reales en cada prueba, ¿para parar a Red Bull y Ferrari? ¿De qué hay que sujetarlas si dejaron de ser una amenaza desde finales de la temporada pasada?
Dejemos a Susie en su estela nívea sin que haga falta un Toto que la revalide. Dejémosla así, blanco con librea multicilor sobre blanco con decoración iridiscente y si es el caso, que sea ella, la novia de la foto, exclusivamente, quien decida si hace pasapalabra o se caga en todo lo cagable cuando Felipe Massa cae de nuevo presa de sus demonios domésticos, como ha sucedido esta tarde en Spielberg.
¿Cómo era aquello? Sí, detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Pues eso, que hoy ni para reír las gracias. Os leo.
2 comentarios:
Pues sí. Parece que alguien haya hablado con Toto para que al monólogo (dialogado entre Nico y Lewis) se una alguien más con motor Mercedes y que durante un tiempo prudencial en este campeonato parezca que haya competición entre equipos por la victoria. ¡Echo más fuego que los frenos de Hamilton!
Brawn gate, Pirelli gate, multi 21gate...
Williams gate? El caso es que no decaiga la fiesta y todo el mundo parezca divertirse...
Atención que acaba de llegar el camión de los helados!!!!
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