viernes, 12 de enero de 2018

El cielo no puede esperar


A partir del artículo para MomentoGP de mi compañero y amigo Rafael Valenzuela [Según Nicolas Todt el dinero no garantiza un volante en F1], me ha venido a la cabeza la cantidad de veces que después de la implementación del método para adquirir la superlicencia, hemos hablado aquí mismo de los errado de su planteamiento y el pobre esfuerzo que han hecho los responsables del invento por comprender que lo que falla no es el sistema sino su filosofía.

El proceso de criba no está mal, entendámonos. Las jóvenes promesas se baten el cuero entre ellas en las fórmulas inferiores, inclusive midiendo lo abultado de sus talonarios, y llegan a la Fórmula 1 como si ésta fuese la cumbre de su carrera profesional. Y desde mi humilde punto de vista: aquí radica el problema.

Duele decirlo, pero en la mayoría de casos ahí se acaba todo porque el concepto falla en lo esencial: en no haber asimilado que la máxima disciplina forma parte del proceso de destilación de los mejores, y en justicia, que los noveles deberían tener al menos las mismas oportunidades de demostrar su valía que aquellos que se verán en la obligación de defender su puesto.

Tampoco ayuda la perspectiva del aficionado, para qué vamos a negarlo, cuando reclama que tal o cual piloto consagrado se retire para dejar paso a la sangre nueva...

Esto es una falacia como un campanario de grande. La Fórmula 1 ha consistido hasta hace relativamente poco en que los jubiletas y los rookies se las tenían tiesas en pista por ver cuál de los dos merecía su asiento. Daba lo mismo que compartieran equipo o estuvieran en escuadras rivales, la juventud apretaba y la madurez resistía, y entretanto, todos ellos aprendían y se adaptaban, y quien no lo hacía se iba por donde había llegado.

No le falta razón a Nicolas en su planteamiento buenista, lo malo es que una vez se ha llegado a la Fórmula 1 ésta se convierte en un techo insalvable para la mayoría de conductores que lo intentan y sólo aguantan los que tienen un potentísimo soporte económico detrás.

Sin entrenamientos libres, sin margen de maniobra una vez se han integrado en las respectivas escuderías, el piloto joven está atado de pies y manos. Depende del vehículo que conduce para mostrar sus aptitudes y ya sabemos cómo de angosto es este camino cuando hay coches que dejan de evolucionar a mitad de temporada. Por otro lado, los contratos impiden que un novel pruebe con otra plataforma o se mida en parecidas condiciones a otros rivales de su misma estatura profesional o incluso mejor valorados. Y como colofón, las constantes instrucciones por radio, las restricciones técnicas y las consiguientes penalizaciones en parrilla que afectan por demás a los equipos más débiles...

Ni siquiera las escuelas han logrado disipar las dudas al respecto de que la Fórmula 1 no busca a los mejores sino a los más rentables...

Sin duda es un asunto espinoso del que desgraciadamente seguiremos hablando, pero lejos del buenismo que escenifica Nicolas Todt en sus palabras, me gustaría recordar que llevamos años anhelando ese paraíso que nos prometen cada temporada, y que al paso que vamos, se nos va a pasar el arroz porque el cielo no puede esperar. Los jóvenes necesitan espacio para destacar sus virtudes y para intentar derribar a las viejas figuras. Y o se lo damos o habrá que pensar de nuevo en Felipe Massa.

Os leo.

2 comentarios:

enrique dijo...

Todo esto me parecería razonable, si se hubiese conseguido contener los gastos y el presupuesto máximo del equipo top fuese, no se, 100 millones de euros. Pero como no se ha conseguido.. Todas estas medidas me parecen mierda. La más grande y gorda que se haya hecho jamás.

Perdón por la escatología.

Fleichié dijo...

El problema es que sólo hay cuatro asientos a día de hoy que te permitan optar a ganar carreras (más los dos de RedBull cuando ocurre algo) , y si ponemos otro Bottas en el puesto de Raikkonen , el aburrimiento está asegurado . Lo mismo con los nombres que suenan , Giovinnazi , Leclerq o Kvyatt .
Con tan pocas posibilidades , lo que queremos es ver a un Alonso compartiendo equipo con Hamilton , o a Ricciardo/Verstappen luchando en Ferrari con Vettel , entonces sí parecería esto un deporte de verdad y no lo que es ahora .
Si todo lo que subiese a la F1 fuese como Máx o Sainz , nadie diría nada . Pero lo normal es que el nivel tire a mediocre , siendo generosos . Siendo así ,yo preferiría ver a Rosberg o a Button en Williams en lugar de un novato a medio hacer .
Pero bueno para gustos ....
Saludos . Te leo maestro .