viernes, 30 de enero de 2015

Dos padres en apuros


Me resulta sintomático que Sebastian Vettel se haya dejado ver en su desembarco en Maranello, en cualquier coche menos en el estigmatizado F14-T, pues siendo honestos, hay que decir que el coche que se presentará hoy, inevitablemente tendrá que parecerse más al tractor rosso que han conducido Kimi Raikkonen y Fernando Alonso en fechas recientes que al F2012, por ejemplo.

Diferente concepto, diferente posado en pista y también diferente propulsor y entrega de potencia, son sin duda las señas de identidad de esta extraña toma de contacto con vehículo y pista que ha protagonizado el de Heppenheim en su estreno con La Scuderia, lo que si bien encajaría con esa teoría del no asustar demasiado al tetracampeón que ha sobrevolado su aparición estelar con Ferrari —el F2012 es lo más parecido a los Red Bull que ha producido la italiana estos últimos años—, también podría darnos alguna pista sobre por dónde pueden ir los tiros de esa bestia que se llamaba 666 hasta hace nada y hoy se adornará definitivamente con el nombre SF15-T.

Ahora bien, como tifoso tengo que decir que aunque muero de ganas por ver el bendito cacharro de esta temporada, no dejo de sentir una alteración en la fuerza que me taladra el alma, en lo que a todas luces supone un excesivo cogérsela con papel de fumar en la nueva etapa de la rossa.

No me importa tanto que haya que esperar a 2017 para comenzar a ver resultados o que Arrivabene y Marchionne hayan caído en la tentación de desempolvar por enésima vez a Rory Byrne, siquiera nominalmente, como que llevemos de un tiempo a esta parte escuchando a todas horas la palabra sexy.

¿Sexy? Ferrari es sexy, sus máquinas son sexys, Montezemolo y mi Felipe eran sexys, pero cuando más sexy resulta todo es cuando la de Il Cavallino Rampante cruza la meta en primera posición. Vamos, que estamos ante una petardada como un pino de grande, que lo único que hace es devaluar un poquito más las ya de por sí escasas expectativas depositadas por la italiana en 2015.

No me lo toméis a mal y os juro que espero equivocarme, pero nadie con dos dedos de frente me puede rebatir que estamos asistiendo al estreno de sesión más blandito que ha protagonizado La Scuderia en décadas. Sin duda don Leo Turrini sufrirá de orgasmo en cuanto se desvelen las líneas del SF15-T, pero al ritmo que va la cosa, me temo que Maurizio Arrivabene, bien podría recurrir a que Sebastian y Kimi paseen a sus respectivas criaturas por el paddock.

¿Existe algo más sexy que eso?

Os leo.

5 comentarios:

Tadeo dijo...

No se si desvelo un secreto cuando digo que estamos todos expectantes esperando leer tus análisis previos de los coches de este año.

La verdad es que el Red Bull de McLaren pinta muy bien. Para ser justos debería haber dicho que el sobrino de Newey, el hijo sigue en Red Bull, pero aun tenemos que esperar para ver la trasera.

Hasta que no veamos las traseras de los coches de este año no podremos adivinar demasiado, porque intuyo mucho aprovechamiento térmico como principal solución para el necesario aumento del downforce. Bueno, ese y el aumento de la potencia de los motores.

En cuanto a Ferrari, joer es que me interesa muy poco el Ferrari, preferiría analizar el Williams. Los rosso son el quinto equipo, por desgracia para los muchos tifosi que abundan por el universo formulero.

Saludos

GRING dijo...

Tadeo: ¿El quinto equipo?. Este año mi apuesta es que quedan séptimos.
Firmo y rubrico.
P.D. Con la reserva en caso de que alguien meta la mano en los despachos, claro.

Saludos!!

Aficionando dijo...

Por lo visto hasta ahora Ferrari ha presentado un coche mucho menos afilado y contenido que williams o mclaren. Culón incluso, diría yo. La,impresión que da no es de ligereza, precisamente. Por ahí dicen que los de maranello han abandonado definitivamente las suspensiones delanteras habituales (nunca me acuerdo si es pushroad o pullroad).

Tadeo dijo...

Como estamos hoy !!!!

Acabo de ver el Ferrari y me recuerda a un McLaren.

Ya no se ni lo que veo

Anónimo dijo...

Hasta que rueden, ahí veremos.

... esas dos cabezas! Jajaja! Otro necesario baño de humildad.