sábado, 30 de noviembre de 2013

Más allá del bosque


Echando la vista atrás puedo asegurar que en esto de la bloguería soy de lejos el gilipuertas que más líneas ha dedicado a Adrian Newey. David Plaza me recomendó cariñosamente ya hace bastante, que dejara de soñar con el RB7 y Charly Barazal, en el último GPCAST en que intervine, me preguntó que qué tenía yo con el británico…

No sé lo que tengo con el británico al menos así como para explicarlo diáfanamente, pero si me preguntaran por las tres figuras de la actual Fórmula 1 que me definen de alguna manera, diría que solicito el comodín del público ya que necesito cuatro esquinas para reconocerme: Fernando Alonso, Lewis Hamilton, Frank Williams y Adrian Newey.

Lo de Fernando es una enfermedad, lo admito. Conforme han ido pasando los años se ha convertido en un ser atemperado pero aún belicoso y grande, gigantesco. Calculador dicen algunos, diría yo que dotado de ese tipo de cálculo frío que sólo te da la experiencia cuando te pasas más de media vida obligado a calcular para sobrevivir. En todo caso un tipo excepcional en la victoria y en la derrota, ante el que me arrodillo y me arrodillaré siempre. Lewis, bien, Lewis, sí, Lewis Hamilton. Odié al británico por lo que supuestamente le había hecho a Fernando en 2007 pero firmé las paces con él antes que muchos otros porque es un auténtico gallo de pelea, el Nano diez años antes, yo mismo cuando me importaba un pimiento que me partieran la cara. Lewis tiene firma y apellidos y la Fórmula 1 no tendría sentido si él no interviniera en ella. Sencillamente le adoro.

Frank, mi tercera pata de mesa. Williams es todo esto más incluso que Ferrari, tal como lo digo. Frank Williams es la resistencia y el no darse jamás por vencido, así lo que queda de su escudería se arrastre por los circuitos, y la derrota y el querer salir de ella, como los éxitos, también es Fórmula 1. Llevé mal lo que le hizo al Lole Reutemann pero el tercero de Nelson y ver a Nigel en lo más alto me supo a gloria, vamos, que hace tiempo que lo he perdonado todo hasta ver en ese hombre atado a una silla de ruedas, un ejemplo en el que la autocomplacencia no tiene cabida.

Y Newey, sus calzoncillos y su cocina. La sencillez pareciendo arte de magia porque nadie se ha molestado en sintonizar la onda adecuada, ni siquiera la FIA.

Adrian, a pesar de que como buen ser humano a veces mete la chancla, es un exponente del típico zorro en corral de gallinas, por eso le rezo todas las noches, por eso intuyo lo que se cuece tras los éxitos de Sebastian, y por eso atizo al alemán día sí y día también para que nos desvele todo lo que lleva dentro. Del ingeniero británico dicen que antes de cada temporada lee detenidamente el reglamento. Yo añado que subraya en naranja fosforito lo que entiende son lagunas y que al final de los folios, hay más colorines que negro sobre blanco. Su culpa, si es que la tiene, consiste en que le supervisan una panda de idiotas, los mismos que escriben puntillosamente un reglamento que siempre se deja lo importante para mejor momento. Adrian, que en el fondo es hombre de letras como yo aunque haya ido por ciencias, traduce lo que percibe y aplica la lógica, y si le dejan margen, que siempre se lo dejan, para qué vamos a engañarnos, recuerda que le pagan por ser el mejor y que él no tiene la culpa de que le tasen los atajos tan barato.

Como decía más arriba, he escrito sobre Newey hasta cansarme. Hace tres años, más o menos, trazaba sobre una servilleta del Café de Oriente una «X» en la que a mi acompañante le describía el portento de un vehículo, el RB6, que no usaba ningún elemento aerodinámico móvil porque todo él lo era. Torque, interrelación entre partes, flexibilidad longitudinal y lateral, y calor, los ingredientes necesarios para dar con un canto en los dientes a quienes siguen creyendo en el reglamento y no se molestan en subrayar el espíritu libre que queda entre línea y línea de esas que pretenden amarrar la realidad y poner puertas al campo.

Y ahora que lo pienso, recurro al comodín de la llamada porque también necesito a Kimi y su irreverencia, porque sólo pensando como los querubines es posible acariciar el cielo o ir más allá del bosque. Quedarse aquí, incluso con la boca abierta, es cosa de la FIA y de los que creen que Pirelli beneficia el espectáculo… Pero eso mejor lo dejamos para otro día.


7 comentarios:

Tadeo dijo...

No se si lo has hecho a propósito o queriendo, pero en tus patas no aparece Vet

Ni en las mías tampoco

Un abrazo

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

XDDD, a quién iba a engañar si pongo a Seb?? XDDD

Un abrazote

Jose

GRING dijo...

Pues yo creo que Seb también aparece en el esquema de Jose: Es el remate del pie de la parte inferior de la pata de Newey para evitar que cojee, con forma de garra de tigre,que lleva cuatro años, cuatro,dando zarpazos como un felino en este circo de la F1.Un saludo.

Anónimo dijo...

"Del ingeniero británico dicen que antes de cada temporada lee detenidamente el reglamento. Yo añado que subraya en naranja fosforito lo que entiende son lagunas y que al final de los folios, hay más colorines que negro sobre blanco."
-
Y yo me pregunto, ¿es que hay otra forma de hacerlo?

GRING dijo...

Pues sí, Anónimo, hay otras formas: Puedes subrayar con lápiz normal, con o sin regla, según el pulso que tengas. O si lees en pantalla digital puedes ir cambiando el texto a negrita o cursiva, como tanto gusta a determinados comentaristas en determinados foros.También puedes dejara a miembros de tu equipo,con o sin apellido griego, que lo hagan por tí. Hay quien, incluso, tiene la capacidad de formar parte del equipo técnico que redacta el reglamento para que éste se adapte a lo que estime oportuno (como hizo Ross Brawn para el 2009). Por cierto, ¿alguien sabe los nombres de los "técnicos" que redactan los reglamentos técnicos de la FIA?. Y te lo digo sin ironía ni en forma metafórica, Anónimo,para que veas que formas, como las meigas, haberlas, haylas. Saludos

Anónimo dijo...

Gracias Gring!, pero me refía más a bien a lo siguiente. Si eres abogado y a has de defender a un cliente, lo defenderías con lo que dice la ley o buscarías el resquicio/fallo que tenga esa ley para declararlo inocente?
Saludos

GRING dijo...

Un abogado siempre utiliza la ley para defender a un cliente. Los que no la utilizan son otros. Luego está la interpretación de esa ley o esas leyes, entre las que se incluye todo un acervo normativo, y en las que en caso de dudas se debe atender a lo que se denomina el "espíritu de la ley". El problema es que cuando no hay separación efectiva de las leyes, como es el caso que nos ocupa, tú puedes aplicar la norma como te venga en gana, sobrepasándola incluso, que luego el que te tiene que interpretar ya hará lo que crea conveniente. Lo que hace Newey o las personas que conforman su equipo es lo mismo que hacen todos los demás en la F1. Lo que pasa despues es interpretable por los aficionados, pero sobre todo por los verificadores de la FIA y en última instancia por quien todos sabemos siguyiendo intereses que no siempre se ajustan ni al reglamento ni a su espíritu. Un saludo.