Esa peaso fistro de guagua

El australiano salió mal, como en Corea más o menos, o como en otras tantas ocasiones. Tuvo destellos en las primeras vueltas peleando con Fernando, pero a partir de que el asturiano le ganara la mano definitivamente, lo de Mark fue ir diluyéndose como si en vez de llevar un Red Bull de los finos llevara una guagua.

Hay quien ha querido ver en todo esto un cambio de estrategia, una llamadita del muro, vamos, una salida B porque parar al Nano resultaba inviable. Mark, tío, empieza a hacerte el longis por el asfalto a ver si pescamos algo, o algo así pero en british language y ruidito de radio de fondo, y el aussie que no es Kimi sino más educado, en vez de decirle a su ingeniero que le dejara en paz, se tomó con todo el celo del mundo la sugerencia.

Sigo diciendo que esto es una ida de olla que he leído por ahí, así que no matéis al mensajero aunque las piezas encajen. Bien, sigamos. ¿Quién podía hacer pupa a Seb? Ése mismo, mi Felipe.

A Felipe le aprietas por la zaga al estilo Hamilton y lo conviertes en un bachimuzú de los del Capitan Haddock, y allí que sospechan algunos que venía Webber con aviesas intenciones por ver si el brasileño sacaba los pies del tiesto o quedaba fuera de combate, que fue esto último como bien sabemos. Total, que Seb, que iba octavo y subiendo, pasó a ser séptimo en un santiamén, para ser ¡segundo! poco después y durante unos giros. 

Aquí los conspiranoicos pretenden rizar el rizo afirmando que Mark se lió la manta a la cabeza y en vez de esquivar a Grosjean cuando éste trataba de quitarse de encima a Sergio, se dejó hacer mansamente, porque para esas alturas la victoria era incluso posible a poco que la suerte acompañara. ¿Quién había cambiado gomas? Xactamente, Sebastian! ¿Quiénes no las habían cambiado? Xactamente de nuevo, los otros, el enemigo. 

Total, que después de lo de Nelsinho en 2008 uno ya no sabe qué pensar. Si estuvieran por ahí Symonds y Briatore, a lo mejor sí, pero con Horner y Marko en el escenario, tan bellaca idea queda desterrada de raíz.

En todo caso, como decía al comienzo, se ve que el domingo fue uno de esos días en los que a Mark se le olvidó que es un piloto de pelo en pecho en vez de un conductor de guagua; días en los que ser segundo en calificación no le estimula; días en los que sumar puntos para el equipo no le resulta interesante (la verdad es que Red Bull tiene suficientes como para desperdiciar un puñado); días en los que en definitiva, uno no entiende por qué le han renovado si con el mismo pepino que Vettel no deja de darnos sorpresas como las de Yas Marina.

En fin, os leo.

[Publicado en Diariomotor]