El día que deje de sorprenderme seguramente seré polvo esparcido
sobre el agua de la bahía de Gorliz (me gusta este sitio, ¡qué carajo!),
de momento sigo vivo y no dejo de sonreír cuando descubro que en un
mundo del que se dice que es bastante inhumano, el hombre sigue ocupando
un lugar importante.
Le ha tocado esta vez a Hülkenberg rellenar los huecos que deja tanta magia técnica. Nico es el enésimo alemán que pulula por el paddock,
un chaval (25 añitos tiene la fiera) que ya demostró hace dos sesiones
en Williams, que disfrutaba de buenos mimbres en sus hechuras, y que
durante esta temporada ha vuelto a ratificar su buena forma e
inteligencia al volante en un equipo, Sahara Force India, que aunque
forme parte de la medianía indispensable de todo esto, suple con
garantías el hueco que dejaron en nuestro corazoncito de aficionados
canosos Giancarlo Minardi y sus ideas, al fondo de la parrilla, según se
mira, a la izquierda.
El baile de sillas originado por Hamilton
en su huída hacia adelante, dejó un puesto vacante en McLaren. Sergio
Perez, eterno opositor a un hueco en Ferrari, vio su nombre agraciado
con la bola de la fortuna y será quien vista de Woking riguroso en 2013
—al mexicano le viene el cambio que ni pintado; no necesita cortarse el
pelo ni afeitarse, vamos, que encaja a la perfección con la imagen de
marca que impone la británica—, y puesto que el del checo quedaba vacío en Sauber, nadie mejor que Hülkenberg para ocuparlo.
Queda por ver cómo se llamará su recambio. Suena Jaime, y a fe mía
que me gustaría verlo montado en algo mejor que un Toro Rosso, con la
soberbia de Marko apuntada a otros garajes y las iracundias del meister
alemán, enfocadas sobre otros conductores a los que siempre podrá afear
públicamente por mostrar conductas deportivas que estropeen la pátina
inmaculada que barniza al niño de todos los niños, al que todos querríamos tener en brazos, of course!
Nico, en este sentido, ha tenido suerte. Desde su desembarco en la F1
ha pasado por buenas manos. Sir Frank le cuidó como cuida a todos sus
pilotos, talonario en mano, y le dejó partir como a todos sus pilotos,
contando los talones que quedaban en el talonario. Tras un año en
barbecho, le recogió Vijay Mallya y lo incorporó a su proyecto 2012
junto a Paul Di Resta.
El VJM05 tal vez no haya salido tan bueno como sus antecesores, pero
en manos de Paul y Nico parecía resultón y todo. La de Silverstone va
séptima en el campeonato de marcas y el alemán decimosegundo, un puesto
por delante de su compañero. En la tabla de constructores, Sahara Force
India va detrás de Sauber, lo que a la postre supone que Hülkenberg
asciende en el escalafón, como Sergio en su cambio, no así como Lewis,
que retrocede quién sabe si para coger carrerilla.
Militar en la de Hinwil se me antoja como una bonita oportunidad para el rubiales, toda vez que Peter el suizo
se ha jubilado o eso ha dejado entrever (Dennis también lo hizo en
McLaren y todavía anda coleando) y queda un año para que los explosivos
motores turbo cambien definitivamente el escenario. Anda por ahí el
asunto de la renovación de Kamui, pero si el japonés se queda, cosa que
espero y por la que rezo a Tutatis, Nico y él harían una bonita pareja.
Explosivo uno y quirúrgicamente frío el otro, se complementan y por
ello sospecho que de esta futurible etapa el que más saldría ganando
sería precisamente Hülkenberg, porque amén de las flores que le he
echado, tengo que poner otra encima, y es que el de Emmerich am Rhein es
espabilado hasta decir basta, y de suyo hay que arrogarle la capacidad
de seguir aprendiendo que le ha distinguido desde que llegó a todo esto.
Así las cosas, Nico en Sahara Force India no es el mismo ni se parece
al que pasó por Williams, y es previsible que en Sauber nos enseñe una
cara nueva de su poliédrica figura a poco que el vehículo que le toque
en suerte acompañe siquiera un poco (este aspecto está todavía por ver,
pero Monisha Kaltenborn a los mandos de la suiza me da buen feeling, qué queréis que os diga).
Sea como fuere, Nico se queda entre nosotros y asciende porque se lo
merece, y esta tarde supone un buen momento para celebrar que este tipo
de cosas sigan sucediendo en un universo tan inhumano y hostil como la
F1.
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