Regreso al futuro (Hockenheim)

Preciosa carrera la de hoy, y harto reveladora. Vayamos con lo bueno primero y dejemos lo lamentable para después.

A falta de los Ferrari, y como viene siendo costumbre, un deslumbrante hijo de Anthony Hamilton ha firmado de principio a fin una excelente participación que podría haber hecho historia, ya que el Gran Premio ha tenido todos los ingredientes que se le puede pedir a la alta competición: salida emocionante (protagonizada esta vez por el polaco Robert Kubica); luchas en la cabeza (pocas, aunque electrizantes, para qué vamos a negarlo); luchas en el pelotón (abundantes, y reseñables la que han mantenido Coulthard y Button en el primer cuarto; la de Trulli, Alonso y Kimi en el mismo periodo; o la de Fernando y Vettel a partir de la mitad); incertidumbres; Safety Car tras el brutal accidente sufrido por Timo Glock al encontrarse sin eje trasero a la salida de la curva de entrada a la recta principal….

A cuenta del Safety Car, cabe decir que el nuevo planteamiento me parece más razonable que aquel al que sustituye, pues las estrategias no se han lesionado e incluso la improvisación originada ha propiciado un final de carrera como los que apetece ver (me pregunto qué habría ocurrido en Silverstone).

Como saldo positivo, me quedo con Felipe Massa y con Nelson Piquet, que descartados por muchos, han copado hoy la 3ª y 2ª plaza respectivamente, por delante de Heidfeld en la 4ª, Kovalainen en la 5ª, Kimi en la 6ª, Kubica en la 7ª. Cerrando la tabla puntuable, un sólido y correoso Sebastian Vettel.

Como saldo aún más positivo, la excelente presencia de ánimo y comportamiento que ha mostrado el R28 sobre el asfalto alemán. En manos de nuestro ovetense, luchando de tú a tú con el Ferrari de Kimi, y siguiéndole la estela durante buena parte de la prueba. En manos de Piquet, logrando la primera subida al cajón para el equipo de Enstone.

Como saldo negativo, la apreciación de que mis peores augurios sobre el papel que lleva a cabo Kovalainen en McLaren, se han visto rubricados cuando ha dejado pasar al hijo de Anthony Hamilton como si condujera un Red Bull o un Renault.

Y entendedme. Si en la temporada pasada Dennis y Haug no se hubieran desgañitado para hacernos comprender que en McLaren se trabajaba para el beneficio del equipo, y que la igualdad de oportunidades entre sus pilotos era su filosofía sustancial, que a estas alturas parezca ya claro que han tirado por la borda toda posibilidad de conseguir el Mundial de Constructores por favorecer al primer espada, resultaría incluso lógico. Si en 2007 los mismos personajes no nos hubieran calentado las orejas con lo beneficioso que resultaba que los dos pilotos de la escudería dispusieran de las mismas oportunidades, incluso sería digerible esa extraña diferencia de prestaciones que cada día es más palpable entre el coche número 22 y el 23.

Por otro lado, si el hijo de Anthony Hamilton no hubiera alzado la voz en Mónaco 2007 porque la estrategia del equipo le había impedido luchar contra Fernando; si no hubiera cerrado suciamente al asturiano en Indianápolis o en Canadá; si a su jefe no se le hubiera escapado en China aquello de que «no luchábamos contra Kimi sino contra Fernando»…

No, no me gusta la forma que tiene este tipo de ganar, o mejor dicho: no consigo disfrutar cuando gana (mira que conduce bien), pues me pregunto: ¿si Kovalainen no hubiera sufrido tanto percance extraño, o tantas caídas de rendimiento en carrera, dónde estaría a estas alturas el prefabricado émulo de Senna?

Me extrañó el comportamiento del finlandés de McLaren en Silverstone, pero hoy, después de la cutre apertura de puerta que le ha brindado a su compañero, ya no me extraña nada, sólo rezo para que a Massa le den todo el apoyo que necesita para conseguir el título, o que Kimi encuentre la inspiración perdida, o que Kubica se recupere rápidamente del bajón inexplicable que sufre BMW desde Francia.