domingo, 28 de enero de 2018

Las leónidas


Disfrutad del momento, la temporada que viene casi es fijo en la quiniela que no andaré por aquí para tocaros las narices como hago a diario desde hace diez años y medio. Los bufones somos así, buena gente pero insoportable, y hoy, cuando los telediarios de lo nuestro pronosticaban mordida de polvo de Fernando Alonso, ha resultado que ha mordido el suelo todo Dios, incluso el hermano del hermano que reclamaba un poquito de por favor para su sangre, sin imaginar que la suerte de su pariente nos iba a doler lo mismo que la de los demás.

No ha podido ser, lo que en Resistencia significa que se ha hecho todo lo posible e imaginable para que lo fuese. 

Desde Miguel, Antonio y Daniel a ese intruso que se ha llevado los focos sin haber cardado la lana, España se ha dejado los huevos y lo que no está escrito en poner su firma en Daytona, y el resultado es el que es, que estamos entre los mejores, que dibujamos el cielo y las estrellas del firmamento, aunque no haya sido posible rematar la faena porque las competiciones a 24 horas son la órdiga bendita de difíciles si no llevas una buena montura, y si la llevas, son complicadas de cojones porque antes de meterte en el habitáculo has de poner setenta y dos veces setenta y dos velas al santo o la virgen que toque.

Y la pena es que la peña no entiende todavía que tener a cuatro compatriotas entre los más de ciento cincuenta astados que han disputado la Rolex 24 y además haber hecho podio en GTLM, debería darnos para que nos fuésemos de farra ahora mismo, a quebrar la oscuridad con nuestros gritos de alegría, a ahogarnos en cerveza o bebidas espiritosas o a cantar a la luna que no sale del todo. A decir a quien quiera escucharnos y pueda soportarnos, que somos un pueblo idiota que no sabe corresponder a sus héroes pero aún así los adora...

Hoy ha sido una jornada grande para todos nosotros pero tardaremos días en aceptar que podemos festejarla como corresponde. Nos falta orgullo y nos sobra soberbia. Entre catalanes y madrileños o asturianos; entre conductores que han salido del mismo manantial de vida pero son distintos según sea la carne que los parió, nos perdemos en gilipolleces que no llevan a ninguna parte, que jamás llevan a ningún sitio. Son los nuestros y eso debería bastarnos. Y suena Amy Winehouse cantando Back to Black y recuerdo cuando España apenas tenía sitio en el motorsport, y veo ahora que lo tenemos que no sabemos valorarlo, y maldigo la hora en que nos mostramos capaces de malgastar un regalo tan grande como generoso.

Daniel Juncadella, Miguel Molina, Antonio García y Fernando Alonso. Firmes todos y apuntando al cielo para descargar una salva en honor de esos tipos que han ido a degüello en las 24 Horas de Daytona y nos han hecho soñar con que podíamos lograrlo.

No ha sido factible este año. Las leónidas se ven sólo en otoño y pasan sólo una vez por cada ciclo solar, pero nadie ha dicho que no haya lugar para otro tipo de milagros. Hoy hemos asistido a uno de ellos, que estamos desperdiciando como aficionados noveles, pero la vida siempre regala una segunda oportunidad y sería bastante necio por nuestra parte que mirásemos para otro lado como si los trenes siguieran pasando cuando puede que no queden andenes donde esperarlos.

Os leo.

1 comentario:

enrique dijo...

Buenos días!!! Vengo del descanso en el trabajo y era un yo contra todos. Para que va allí a hacer el ridículo? A continuación de alabar a los hispanos del balonmano, porque obviamente, todo el mundo ve la liga asobal. En fin, un lunes más.