Este bloguero os desea...

La mayor parte de vosotros no ha vivido aquellos tiempos pretéritos en que el cartero dejaba en el buzón una pequeña postal, si se puede llamar así, que anunciaba a los vecinos del inmueble, uno a uno, que todo Correos nos felicitaba las Pascuas navideñas.

No es extraño que un cartero deje cartas, o postales en este caso, lo curioso es que los chicarrones de butano hacían lo mismo, y el fontanero también, y por supuesto, ahí estaban el carpintero del barrio y el cerrajero, o la frutera o la peluquera (el género mandaba entonces). Felicitar la Navidades formaba parte de la pequeña mercadotecnia que nos movía, aunque también es verdad, que el mundo era mucho más gozotxu que ahora.

Ocho años llevo aquí y son ocho Nochebuenas en las que me he acercado a estas horas en un día como hoy, para daros las gracias por vuestra compañía a lo largo de los últimos doce meses, y también, para recomendaros que vayáis donde vayáis, hagáis lo posible por ir y venir intactos, porque si no, morirá un hada y una porción pequeñita de mi corazón...

No paso por uno de mis mejores momentos, pero qué carajo, este viejo lobo, más lleno de cicatrices y de canas, os desea que seáis felices, aquí, allá, o donde coño os apetezca estar solos o en compañía. El bloguero es una especie en peligro de extinción (¡maldito Twitter!), como el cánido más hermoso que existe. La escala trófica nos necesita, dicen, pero maldita la gracia que hace vivir para que la coño escala trófica tenga sentido.

Sea pues. Este bloguero os desea felices Pascuas navideñas, como ocurría cuando en nuestros circuitos corrían gente como Jackie Stewart, Emerson Fittipaldi, Ronnie Peterson, James Hunt o François Cevert.

Sed felices y buscad la belleza. Sobre todo, buscad la armonía con vosotros mismos. Nürbu y yo os lo deseamos de todo corazón. Y si eso, ya mañana, os leeré como siempre.