Respetaros un poco

Parece que ya es más o menos oficial que Kimi ha renovado para 2016 con Ferrari, y a renglón seguido, han perdido el trasero en salir de sus respectivas cámaras de hibernación los que han visto en ello una maravillosa oportunidad que no puede desperdiciar el finlandés.

A ver, que lo escribí aquí mismo hace unas semanas [Capricornio uno]: Raikkonen —si renovaba, que ha renovado—, va a hacer de Webber el año que viene porque ése es el papel que ya está interpretando esta temporada. El SF15-T se está adecuando a la manera de conducir de Vettel y a nuestro astro, a quien hemos visto bailar con la más fea desde el pasado Gran Premio de Canadá, le toca arrear con lo puesto de aquí a que termine su contrato.

No me gusta aunque lo acepto. Tras la etapa Schumacher, cuando la nave italiana aún era gobernada por Luca Cordero di Montezemolo, la tradición marcaba que hasta Monza los dos pilotos de la rossa podían pelear libremente entre ellos, aunque a partir de ese instante, quien tuviera más puntos pasaba a ser líder y su compañero, escudero o punto. Pero se ve que en 2015 hay prisa.

También dije que lo que hacía La Scuderia era legítimo y entendible a pesar de las verónicas de don Maurizio, y quizá porque el asunto viene de lejos [Vaffanculo!], la verdad es que la noticia ni me ha hecho respingar en el sofá. 

Kimi lo va a hacer bien, como demostró en 2008, cuando con mi Felipe acariciando el título, tuvo a bien hacer gala de una generosidad sin límites para con su colega y su equipo, al evitar en lo posible correr para sí mismo, como propusiera y llevara a cabo el paulista en su etapa crepuscular con Maranello al lado de un tal Fernando Alonso. Así que por ese flanco, os confieso que estoy tranquilo.

Ahora bien, a los que no lo han visto llegar o no han querido verlo, les rogaría que se respetaran un poco y nos ahorraran algunas aspirinas.

Ser segundo piloto tiene sus gabelas, entre las que se encuentra dejar que todo el brillo se lo lleve el primer espada. Vettel va a pasar por encima al de Espoo de aquí a finales de noviembre de 2016, lo que va a suponernos a todos, que cualquier comparación resulte profundamente idiota, en calificación o en carrera. A partir de ya, decir en público que Kimi está sobrevalorado, será una gilipollez supina, como cuando se decía de Mark Webber que llevaba el mismo coche que Sebastian. A partir de este instante, trazar equiparaciones será considerado crimen de laesa maiestas y supondrá terminar en el pilón de la plaza del pueblo tras haber sido paseado por sus calles con capirote y orejas de burro.

Respetaros un poco, os lo ruego. El hombre que vino a poner firme al Nano y no pudo, concluirá sus días en Maranello siendo abrazado por don Maurizio o don Sergio en Mugello, como premio a haber sido un auténtico uomo Ferrari en sus años de leal servicio, como le sucedió a mi Felipe. No sé si Vettel le guiñará un ojo entonces, pero seguro que ahí andará. Tanto osito de peluche no podía tener buen final, aunque está visto que como en Titanic, la conclusión de la película es hoy más previsible que nunca.

Os leo.