Mientras me bato en duelo con una gripe que va y viene y me hace
emboscadas desde las esquinas, sigo con la vista puesta en el pasado
como si el presente fuese demasiado espeso como para sostenerle la
mirada.
El caso es que a cuenta de la entrada que publiqué el sábado en Diariomotor y el debate que se originó posteriormente, caí el domingo al mediodía en la cuenta de cómo juegan con nosotros, porque si a la «Power Unit»
(Unidad de Potencia) que se estrenará este año se la hubiese definido
en su momento como un propulsor híbrido, que en esencia lo es, lo más
seguro es que nos habríamos ahorrado auténticos ríos de tinta y más de
un quebradero de cabeza.
Obviamente mola más hablar de turbos que
de híbridos por aquello de los ecos pretéritos y el miedo a los saltos
en el vacío, de la misma forma que nos sacan a Ayrton Senna o a Juan
Manuel Fangio del baúl de los recuerdos para que barnicemos la
Fórmula 1 que nos toca vivir en la actualidad, lo que bien mirado no
deja de ser un ardid publicitario como otro cualquiera. Hay que vender
el deporte y ya se sabe, como en el amor y la guerra, en la venta de
productos también vale todo.
La novedad que nos han vendido tiene poco de turbo y mucho de
conversión del excedente de calor en caballos de potencia, de manera que
como bien sabéis, apuesto a que el consumo no va a ser ni el enemigo ni
el problema. La cosa está consensuada entre la FIA y los equipos desde
hace al menos dos años y visto lo visto que ha sucedido con el límite
del peso mínimo, por ejemplo, sospecho que de haber existido algún tipo
de controversia al respecto de si los kilogramos de combustible serán
suficientes como para rodar fuerte durante una prueba, lo más seguro es
que ya nos habríamos enterado.
Sea como fuere y poniéndonos en lo peor, si por desgracia se diera la
coyuntura de que la cantidad de esencia se demostrara insuficiente,
intuyo que la FIA tiraría por el atajo que tiene más a mano: ampliar el
tiempo de utilización de los ERS, más o menos como se ha venido haciendo
con el DRS. De esta forma se impediría que corrieran peligro las
fortísimas inversiones que han realizado los motoristas en sus
propulsores y se evitarían de paso, las costosas y molestas
modificaciones de los chasis al tener que alojar más caldo en los
depósitos…
Quiero decir con todo esto que vamos a tiro único y habiendo quemado
las naves. Mejor dicho, que la FIA y los constructores van a tiro hecho
en 2014 porque se perdería más que se ganaría si hubiera percances con
el tema del consumo. Además, como he mencionado anteriormente, hay
salida B, y una bastante cómoda para todos pues el espectáculo estaría
más que asegurado con una ampliación del tiempo dispuesto por vuelta
para el uso de la potencia extra.
Suena raro, pero con el DRS ocurrió igual, al principio se nos
atragantaba con un sector único pero hoy, que es el pan nuestro de cada
carrera, nos sentimos cómodos con dos como norma salvo en los trazados
de Suzuka y Mónaco. Nos acostumbraremos, seguro, al sonido y al
rendimiento. La moderna plataforma híbrida viene a ser muy parecida en
prestaciones a la atmosférica que hemos jubilado a finales de 2013, y
como diría Kimi al respecto de los cambios propuestos para este año: «Mis sensaciones me dicen que no será tan diferente a lo que piensa la gente, pero puede que me equivoque.»
Puedo equivocarme. Lo que es seguro es que en 2014 no veremos nada
parecido a la preciosidad que pone color a este texto. Los turbo, al
menos aquellos, queramos o no son cosa del pasado. Llegan los híbridos y
tendremos que acostumbrarnos.
1 comentario:
Si mi memoria no falla, creo que llegaban a los 1200 caballos.
Eso eran motores y no esto que hay ahora.
Preciosísimo ese Lotus con el que Senna consiguió sus primeras victorias!!!
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