Tal vez no era tan nuestra

La aventura de HRT pende de un hilo que no es precisamente el de Ariadna, sino uno mucho más frágil que aquél que ayudó a Teseo a salir vivo del laberinto donde moraba y murió el Minotauro, ya que como es público y notorio a estas alturas de la tarde, nuestra escudería ha sido puesta a la venta mientras un ERE ha mandado al paro a buena parte de la plantilla, vamos, a los que no van a ir ni a Austin ni a Interlagos.

El asunto podemos cogerlo como mejor nos plazca, desde el prisma de a quién se le ocurre acostarse con un banco, a desde aquel otro de que HRT lleva encima un año que no da ni para pipas, aunque bajo mi humilde punto de vista, el asunto tiene más que ver con esa forma de hacer negocio que escenifican desde Bernie hasta el último mono del paddock, y en la cual, la participación de una escudería, sea española o luxemburguesa, la convierte inexcusablemente en víctima o en verdugo según sean los vientos que soplen, porque ya se sabe, o debería saberse, que esto de la F1 es un puñetero negocio entre tiburones que hace años se quedaron sin boquerones que llevarse a la boca, pero que siguen teniendo hambre de la peligrosa.

Este blog está lleno de referencias a lo insana que me pareció la idea del Low Cost, que abría la puerta más falsa de todas las habidas en este deporte a unos pocos elegidos para la gloria que a la postre se han visto obligados a tener que hacer de parias de la cosa.

De momento se libra la Lotus que no era Lotus pero lo parecía hasta que se tornó en Caterham, pero si cae HRT, la siguiente en la lista de terremotos se llama Marussia, y ojo, que no estoy afirmando que desaparezcan ni la una ni la otra porque para evitarlo ya está el señor mayor que no conduce monoplazas, y es que el asunto no va de desahucios sino más bien de habilidosos cambios de manos, pues es en ellos donde mayores beneficios se obtienen entre cazos, comisiones y otras bagatelas.

Doy por seguro que Thesan Capital, el Popular y cualquiera que se haya subido al susto, verán recompensados sus esfuerzos por hacer de HRT un emblema patrio ante una afición y un país que soñaban con haber alcanzado el adosado en una de las urbanizaciones más elitistas que existen. Pero Paco ha venido con la rebaja y nos ha señalado con el dedo que el emblema de los cogieron era parte del señuelo con el que se pretendía atrapar entre finas redes a cualquier patrocinador de paso por todo esto. Así mismo, la sede de Madrid que nos enseñaba un orgulloso Pedro, y desde la que Toni ha explicado tantas veces a Antonio de qué van los rudimentos técnicos de la competición, no ha resultado otra cosa que un costoso atrezzo que estaba muy por encima de la posibilidades del equipo.

Caído del calendario Valencia Street Circuit, HRT ha dejado de servir a la causa, y qué mejor que aprovechar la coyuntura de la inviabilidad financiera para reconvertirla en otro ardid que abra otro mercado. ¿No andaba por ahí Ma Qing Hua? ¿No es China un fenómeno económico bastante goloso, que sin embargo no alcanza a llenar las gradas de Shanghai? Pues eso mismo estoy pensando yo en estos momentos…

Siento la papeleta que tienen delante Pedro y Narain, incluso Toni. Más por el primero que por los otros dos, porque para nuestro barcelonés de oro todo esto puede suponer un empujón para su forzado retiro. Pero siendo sincero, salvando a esa gente buena que seguro que queda en el interior de la escudería después del ERE patronal, y por supuesto a la que ya está en el paro, no siento ninguna lástima porque mi corazón me decía siempre que HRT tal vez no era tan nuestra como nos estaban vendiendo.

Os leo.

[Publicado en Diariomotor]