Parece que fue ayer, pero la película de iluminar ciudades en el culo
del mundo para que en la vieja sede de las raíces sexagenarias de lo
nuestro, los aficionados que ven cómo sus árboles más viejos caen a
puñados puedan disfrutar de las carreras a la hora de mayor audiencia,
tiene ya sus añitos.
Nació como una propuesta sencilla que pretendía sentar cátedra, o
incluso extenderse como una plaga para mayor gloria de Bernie Ecclestone
y el consabido espectáculo. Consistía en iluminar medio mundo a la hora
de la cena para que el otro medio, durante el almuerzo, paladeara las
bendiciones de nuestro deporte riéndole las gracias a los
patrocinadores. El lugar elegido: Marina Bay, en Singapur.
Como venía diciendo, el asunto estaba bien
sobre el papel pero se ve que no ha cuajado porque cuatro años después
nadie ha recogido el testigo. Se intentó, pero no hubo manera. Melbourne
al atardecer era un contradiós para los pilotos, como Malasia y China
en medio de los monzones, o si nos ponemos, como Shakyr en mitad del
desierto o Corea en su inauguración bajo la sombra de una ciudad que no
se construirá nunca… Además, en iluminar un circuito como Marina Bay
se gasta lo que no está escrito, y a la larga se producen contratiempos
proponiendo este tipo de tonterías a la vez que se alumbran ideas como
hacer el pino sobre un tsunami con lo de las carreras de coches
eléctricos o la reducción de costes, para relanzarlos y amplificarlos y
engorilarlos como hacen los rescates económicos con los países que han
sido elegidos por la troika de los cogieron para sus experimentos en pos de un mundo nuevo.
En fin, a lo que iba, que el circuito está razonablemente bien
incluso sin necesidad de arriesgarse a petar un par de centrales
eléctricas para que se vea correr a los coches. Ratonero, exigente para
los bólidos y conductores, tiene su aquél, para qué voy a negarlo si me
encandilaba Valencia Street Circuit sin necesidad de que Fernando se pusiera en plan piloto de caza llevando su Fulcrum a ras de suelo mientras señalaba Zulu Golf aquí, Zulu Golf allá,
para que los misiles o las ametralladoras de su avión hicieran añicos a
sus rivales. Por si fuera poco, Singapur es una ciudad bonita para los
tiempos modernos, a la que desmerece en mi opinión, tanta lucecita.
Aquel año, si mal no recuerdo, hicimos la broma sobre si Nelsinho se había estrellado para que saliera el Safety Car
brindándole el triunfo a su compañero de equipo, y soñamos brevemente
con que Pat Symond, que no daba una evitando sacar a Fernando lejos del
tráfico, había dado en el clavo por una maldita vez mientras esperaba la
carta que todo coronel anhela infructuosamente porque no tiene quien le
escriba. Acertamos, cómo no íbamos a acertar.
Emulando a Gonzalo Serrano, diré que Singapur es F1 en estado puro.
Un circuito que en realidad no dice nada y que se acepta porque toca
aceptarlo. Un trazado que ni gana ni pierde con farolas o iluminado por
el sol del Pacífico porque es urbano, como Detroit, por ejemplo. Una
cita como hay varias en el calendario, que hacen número y que serán
olvidadas hasta el año que viene si no ocurre nada especial en sus
entrañas, porque carece de aroma propio, de feeling que dicen
los que no peinan canas, que no se parece, en definitiva, ni a Spa, ni a
Mónaco ni a Monza. Un sitio más donde no cabe la épica y sí algún que
otro meneo…
Pero está bien, de verdad que pienso que están bien Singapur y hacer
experimentos y perseguir quimeras aunque nuestro monarca haya dicho
recientemente que no es el momento adecuado. Así que para este domingo
pediré permiso antes de divertirme pensando, a la hora de la comida, en
que las ideas que han parido para 2014 Jean, Bernie y su tropa, yacerán
en 2016 en el purgatorio de las grandilocuencias que no encuentran eco
ni proyección en el tiempo, mientras Magny-Cours, Donington, Paul Ricard
y algún circuito más que seguro me dejo en el tintero, languidecen tras
ser apartados de este mundo de película que busca el espectáculo lejos
de los monoplazas y los hombres que los conducen, haciendo correr a unos
y otros sobre las aguas si es necesario, o iluminando la noche para que
no se note lo feo que es el hormigón armado.
2 comentarios:
Está bien que Lobato sea un forofo, pero por lo menos que informe de las posiciones finales de la carrera, por Dios. A partir del tercer puesto de Alonso, un gran vacío. No ha dicho qué ha pasado con Webber, ni como ha quedado Massa... Qué horror de transmisión.
Además, ese optimismo sobre las posibilidades reales de Alonso de cara al mundial es realmente peligroso. Si se repitiera este resultado en las dos próximas carreras Vettel se pondría por delante del Nano por un punto.
Sí será bueno para él la lucha entre Vettel y Hamilton, porque se restarán puntos entre ellos, pero como Vettel enchufe la directa, adiós al tercer título.
Publicar un comentario