martes, 16 de enero de 2024

No es Todt


La parte buena de esta película que están filmando mano a mano la FIA y Liberty Media, consiste en que, aquellos que hemos sido derribados del caballo más de una vez, sabemos que Jean Todt fue elegido en 2009 como Presidente de la Federación con el apoyo de lo más inmovilista del sistema, aquella corriente que definió el candidato Ari Vatanen como «cultura». También conocemos de sobra lo currante que nos ha salido el francés y lo poco que le gusta que le doren la píldora, le saquen fotos o le pasen la mano por la espalda...

Lo malo de todo esto es que ya nadie se acuerda de El-Hajj Malik El-Shabazz ni por qué ha pasado a la historia como Malcon X, ni lo que dijo acerca de los medios, ni que estos han cerrado filas alrededor del discurso de la norteamericana y ni podemos ni vamos a apearlos de ahí, mucho menos impedir que el vulgo siga creyendo que la mayoría de cositas que recrimina a la FIA son, sensu stricto, responsabilidad exclusiva de una promotora que ha vivido como Dios con un huevazos tocándose los cataplines en Place de la Concorde.

Que Mohammed Ben Sulayem trate de defenderse afirmando que no es Jean Todt debería llevarnos a reflexionar sobre el papel jugado por Monsieur le President durante estos largos años, pero comprendo que es guerra perdida y lo único que se me ocurre es hacer como el aludido en el París-Dakar de 1989, cuando una miserable moneda de diez francos lanzada al aire por él definió que Ickx sería el vencedor a falta de dos etapas.

El efectivo era de plata, el valor del franco galo no era moco de pavo, pero el gesto definía al mismo personaje que mandó ceder posición a Rubens Barrichello en Austria 2002, para que un gigantesco Michael Schumacher devolviese durante la ceremonia el primer cajón del podio al brasileño roto en un mar de lágrimas.

Ha salido Ben Sulayem, ¡vaya!

Os leo.

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