martes, 30 de enero de 2024

La quintaesencia [Mercedes AMG]


Mercedes AMG ha ido toda la temporada 2023 por delante de Ferrari, aunque, finalmente, ha retenido la segunda plaza del Mundial de Constructores por 3 miserables puntos, lo que, en sentido estricto, no dice gran cosa de la anglo-alemana porque la italiana se ha dado un nuevo tiro en el pie.

A la prensa anglosajona y los gurús nacionales y foráneos no les interesa analizar nada desde esta perspectiva porque les resulta infinitamente más provechoso el plano de comparación con Milton Keynes, que ha doblado en puntos a Brackley, y largo, amén de permitirles insistir en el supuesto dominio aburridísimo de Red Bull y Max Verstappen que corre el riesgo de acabar con cualquier atisbo de espectáculo. 

Bueno, 2021 se desmontaba solo y, a falta de un texto a modo de conclusión, prácticamente hemos dinamitado eso de la superioridad austriaca en 2022 [#RedBull'22]; queda por tanto 2023, que sí ha sido un paseo monumental del ahora tricampeón y su montura, y posar nuestros ojos en eso que no quieren analizar ni la prensa británica ni sus mamporreros, porque se darían de bruces con lo que ha originado la pelea agónica por el segundo puesto con una escudería, La Scuderia, que no es que haya estado para tirar cohetes precisamente.

Decíamos hace doce meses que al W14 le faltaba trabajo [Broken arrow (Mercedes AMG)] y que Toto Wolff y su gente eran capaces de revertir las dudosas vibraciones que había ofrecido su cacharro en pretemporada, pero, hombre, no fui capaz de prever que el equipo se iba a centrar en hacer cómoda la conducción a Lewis Hamilton, sacrificando a George Russell y rompiendo las piernas a la parrilla con el cambio de neumáticos aplicado en Silverstone, y total, para acabar luchando con Ferrari y no con Red Bull.

A diferencia de lo que hizo Woking con el MCL60 [La lección de humildad (McLaren)], Brackley ha preferido seguir mirándose en el ombligo de su primer piloto y excusarse en que la culpa siempre es de otros, pero somos mayorcitos y sabemos de sobra que la soberbia suele ser la peor de las consejeras...

Os leo.

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