domingo, 30 de julio de 2023

Pues habrá que acostumbrarse


Presumo, a lo peor me equivoco, que no hay que tener dos dedos de frente para descifrar la matraca anglosajona al respecto de Max Verstappen. El tipo ganó ilegítimamente el título 2021 —estamos a dos suspiros de que alguien lo llame okupa—, y de ahí p'alante, que decía aquél: que si el coche, que si Adrian Newey, que si dominio soporífero, que si éste o este otro ex piloto opina que estos dominios avasalladores no son buenos, que si éste o este otro especialista cree conveniente que se cambie el Reglamento por el bien del espectáculo, que si Toto, que si Lewis...

Los british se han distinguido siempre por su especial concepción del Fair Play, por cómo atizan a sus enemigos declarados y por llevarse mal con la realidad cuando ésta no colma sus sueños.

El caso es que la Normativa amagó con ser modificada en 2021 en lo relativo a establecer un tiempo mínimo de «respuesta humana» en los cambios de gomas, y en 2022 se perpetró un cambio más profundo a cuenta del incómodo marsopeo, y acaba de recibir un rejonazo de mil pares de narices con la incorporación de unas carcasas menos elásticas en los neumáticos, y, bueno, Red Bull sigue delante y su piloto estrella sitúa el RB19 un poquito más lejos a cada carrera que pasa. Y, como no estamos para pensar por nosotros mismos, la peña se ha convertido en dócil correa de transmisión del ideario británico y mira raro al holandés.

Ya os voy diciendo que con este cúmulo de cosas he comenzado a sentir por Max un cariño tremendo, de manera que cuando alguien se pregunta en redes sociales qué hay que hacer para pararlo, suelo responderle: deja de leer a los felones ingleses o sus mamporreros, y acostúmbrate, ¡leñe!, que romper récords era el pasatiempo favorito de Vettel en su época y con Hamilton no dolía tanto.

Os leo.

1 comentario:

Antonio L. dijo...

Max es un piloto extraordinario que con el misil que tiene consigue un rendimiento muy por encima de su actual compañero de equipo, por lo tanto esta temporada es suya sin discusión.

Lo que les pasa a los Brithis es que no han superado la pérdida del mundial que hubiese encumbrado a Hamilton a manos de un jovenzuelo que nunca dio por perdido el mundial y luchó contra viento y marea hasta la última vuelta. Esas últimas vueltas fueron un cara o cruz para ambos en la que por caprichos del destino Red Bull acertó en el cambio de gomas y Mercedes (amarrategui ella) se equivocó, pero pudo ser distinto.

Quién pagó la frustración de los hijos de la gran bretaña, nuestro olvidable Michael Masi, quién por sus decisiones anteriores no fue capaz de crear un criterio único para cada una de las acciones polémicas que hay en cada gran premio de f1.

Max me recuerda a Fernando respecto a no dejarse avasallar por la prensa y el estamento Brithis que se creen los amos del cortijo. Si por sus manos y la herramienta que le proporcionan es capaz de superar al GOAT de barro, por mí estupendo, solo me gustaría que tuviera que sudarlo para que con el tiempo se le pusiera en valor.

Max me gusta.

Un saludo de un alonsista