Al paso que vamos me veo haciendo crónicas de la temporada NTT IndyCar Series... Es broma, pero tampoco demasiado, ya me entendéis.
En fin, nos habíamos saltado de relatar St. Pete con la merecidísima victoria de Colton Herta y Palou reteniendo el liderazgo del campeonato y, aunque este pasado fin de semana pasado venía cargado hasta las trancas con las 6 Horas de Spa-Francorchamps y el Gran Premio de Portugal, pequé con la cita doble en Texas como estaba escrito. Vamos, que la cabra tira al monte y, bueno, aunque una fuese casi de madrugada en horario europeo y la segunda se iniciase un poquito antes porque era más larga, los óvalos en IndyCar siguen siendo óvalos a pesar de que sean cortos como el de Texas Motor Speedway.
Los óvalos tienen como seña de identidad que pueden ser muy tostones hasta que los pilotos se ponen el cuchillo entre los dientes y arrean como demonios en el último stint, y por eso mismo, porque finalmente no llovió o porque ya eran las tantas en Gorliz cuando empezó el fregao, la cita me resultó bastante discretita en su conjunto, a pesar de que, cumpliendo la liturgia, los últimos giros se pusieron interesantes aunque para ese instante Scott Dixon ya había presentado credenciales y sólo podía ser molestado por Scott McLaughlin.
El de Chip Ganassi vencía con comodidad, McLaughlin llevaba su Penske a la segunda tarima del podio y Patricio O'Ward hacía lo propio con su Arrow McLaren SP ocupando el tercer escalón...
Àlex Palou había concluido cuarto en la primera prueba perdiendo el liderato a manos de su compañero Dixon, y, en consecuencia, el neozelandés partía como poleman en la Xpel 375, a liquidar en 375 millas más 1 vuelta. A pesar de que el arranque estuvo firmado por una monumental tangana en la que se vieron involucrados nueve vehículos, de los cuales, siete se verían obligados a abandonar, la segunda de Texas cumplió a rajatabla el guión en su primer tercio, siendo a partir de ese instante que comenzó a destacar el mexicano Pato O'Ward.
En principio, el de Arrow McLaren no computaba para hacer algo más que lo que había logrado horas antes, pero su pericia y agresividad puntual lo llevaron a consolidarse como opción de victoria durante el segundo tercio de la carrera, y a mantener después un duro combate con Josef Newgarden que concluyó cuando el de Monterrey metió un hachazo al de Tennessee a falta de cincuenta vueltas para la conclusión, limitándose posteriormente a abrir brecha y gestionarla sin errores hasta ver el banderazo final.
Pato triunfaba en el Texas Motor Speedway consagrádose como el quinto piloto mexicano en conseguir una victoria en IndyCar. Josef Newgarden terminaba en segunda posición y, en la tercera, quedaba Graham Rahal por delante de Scott Dixon. Palou minimizaba daños desde la séptima plaza luego de haber sufrido un pérfido segundo paso por boxes que hizo astillas todas sus aspiraciones.
Os leo.
1 comentario:
La suerte que tuvo Palou con la no disputa de la clasificacion por la lluvia,no la tuvo en la parada, aunque no es algo raro que pase en Indy.
Merecidisma victoria de Pato, de momento Dixon,aunque primero,no va cogiendo el colchon de seguridad del año pasado.
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