martes, 9 de marzo de 2021

Y parió la abuela

No teníamos suficiente con que David Coulthard, Martin Brundle o Jenson Button, nos recuerden que nuestro bello deporte es inglés en cuanto tienen un micrófono en la mano, que ahora nos sale Lawrence Stroll poniendo una Union Jack gigante sobre el Aston Martin en su presentación, así, en plan exaltación patriótica, pues las consecuencias del Brexit van lentas y hay que mantener calentito y entretenido al personal, imagino.

Bien es verdad que donde se ha rizado el rizo ha sido en Haas, que ha firmado un ¡No me jodas! de libro cascándose una decoración con bandera rusa incorporada. Pero disculpadme que hoy no me refiera a ello porque, en realidad, me apetece echar el ratito matinal hablando del interés que muestra el dinero en buscarse disfraces y cómo la bendita prensa británica suele apoyar este esfuerzo, siempre que convenga, claro.

Force India se estrenó en 2007 en F1, por ejemplo, y recurrió a este mismo ardid de recordar el pabellón indio o significar con él la librea de sus vehículos, sobre todo entre 2009 y 2013. Desde 2014 y hasta que llega BWT en 2017, son habituales los motivos blanco, naranja y verde en la carrocería; más tarde, simplemente desaparecen del esquema de colores dominado por el rosa. 

Durante todo este periodo el equipo radicado en Silverstone es conocido como la escudería india. No hay mucho que objetar, lleva la palabra «India» en su denominación, Vijay Mallya es indio, los coches han vestido mucho tiempo los colores de la India, etcétera, y aunque Joe Saward se cuestiona esta perspectiva en uno de esos artículos que no suelen trascender [Is Force India really an Indian team?], la india continúa siendo considerada así hasta que se convierte en Racing Point en agosto de 2018, momento en que comienza a conocerse como la anglo-canadiense porque sigue basada en Inglaterra y su propietario Lawrence Stroll nació en Montreal y disfruta de pasaporte del país norteamericano.

No me extiendo. El escenario no ha cambiado absolutamente nada. La base de operaciones y fábrica siguen estando en Silverstone, Lawrence Stroll es canadiense pero ahora también es propietario de Aston Martin y ese es el nombre que ha puesto a la escudería en 2021, y los medios anglosajones, por arte de magia, han pasado a llamarlo británico (a secas) sin atisbo de sonrojo, y, de la noche a la mañana, AMR se ha convertido en estandarte del Reino Unido en la Fórmula 1 y, obviamente, nadie ha osado cuestionar el desproporcionado alarde patriótico del otro día...

Recuerdo cómo se acusó de patriotero a Hispania por adoptar este nombre antes de convertirse en HRT, o a ésta misma cuando usó motivos que recordaban a nuestra bandera en 2010 y 2011. No quiero ni imaginar cómo se habrían puesto aquí los espesitos si cualquiera de los vehículos de la madrileña se hubiese presentado bajo una enseña nacional de tamaño considerable. Pero es que nosotros somos así de tontorrones y de cogérnosla con papel de fumar, mientras que los británicos son de otra manera y por ello el deporte les pertenece y les seguirá perteneciendo por siempre jamás. 

Éramos pocos y parió la abuela, que dicen. Si no teníamos bastante con los habituales alardes británicos, Stroll nos promete una época en la que vamos a tener Gran Bretaña hasta en la sopa.

Os leo.

1 comentario:

Erathor dijo...

Jajajajajaja... ni Eclestone hubiera parido así de bien.

Cambiarlo todo para volverlo a dejar en el mismo sitio. Viva la nueva F1.