viernes, 9 de febrero de 2018

¡Mecachis, que se chinchen!


Habíamelas prometido felices pero ni tanto así dura la alegría en la casa del pobre, que habiéndome jurado el lunes que habría de evitar en lo posible charcos y jardines, hállome a viernes a las puertas de ser quemado en hoguera pública. Y presto que estoy. Y gravemente dispuesto también, que no hay naide que me gane a Robin Hood de la Fórmula 1, al menos que sepa yo ha nacido.

Cuídense Vuesas Mercedes de continuar allende aquesta línea trazada con tinta roja y muñeca firme sobre pergamino viejo. Aviso he dado y a la suya cuenta empeño el riesgo de aceptar fingir conmigo un juego frívolo que no es cosa difrente que bailar alrededor de las vanidades mostrando los sucios rayones que adornan pantalones, calzones y bragas, de las Gracias que a tal hora de tal día como hoy, buscan peros saltones y gruesos borrones, acaso rastros del paso de las moscas, en que Toyota haya logrado de la generosidad de su Ilustrísima World Endurance Championship FIA, que consienta en que las 6 Horas de Fuji se celebren en fecha diferente y apartada del Gran Premio de Japón.

Hay víctimas, advierten. Y amén que las hubo, y abundantes, cuando el indecoroso Bernie amañaba cuentas y folios, y allí naide osó abrir la boca ni ladrar ni señalar con dedo inquisidor.

Ha sido desliz o perfidia, interrogo, que aquesta misma turba de oportunos que no vio asomo de ardiz entonces, lo vea ahora y sume a tan insoportable espanto la presencia de fantasmas y decapitados y princesas ultrajadas. Dónde quedaban, me digo, aquestos que velan por la luminosidad de la llama para escupir con ella salivazos de sapo. Dónde andaban los pulcros que abundan, me quejo, cuando era necesaria su presencia pues la olla rebosaba silencio y en vez de tocino, morcilla y garbanzos, salpicaban la sopa los aromas y excelencias de don caballero Sebastian Vettel, o la precisión de Pirelli, o la leyenda que loa y glosa las notables virtudes de don Lewis Hamilton cuando saben a chicharrón en el Norte, el Sur, el Este y el Oeste de aqueste orbe que nos fue dado en grande regalo por El Altísimo.

Miren bien, Eminencias, las historias han de ser por fuerza buenas o malas, mas no conviene pecar de alumbrarlas grises.

Aquesta maquinación ingenua que ha despuntado cuando nacía la tarde en España, no es buena, tampoco mala, empero se pierde en florituras y martirologios que hacen desmedro del meollo, mostrando las ofensas del suceso aun siendo notable y golosa la abundancia de otras piezas a cobrar. Delata más a sus promotores que a sus creídos, lo asegura aqueste humilde servidor vuestro que quema sus días y noches fabulando y sabe lo rebelde que resulta la tela cuando no hay tijera afilada.

No hay pecado en pretender ser sastre sin urdimbres para tal menester. Sastre, guardia, marmitón, tenorio o bufón, como yo mesmo, son oficios nobles, que a naide le amarga un halago como paga, un beso, algo de fama, un puñado de quebrantos... lo innoble es negarlo, ensuciar los hechos, adornarlos de sí cuando es sabido que son no.

Si el tal poeta Alonso hubiérase caído en la cazuela de un editor menor su verbo diese en ser ágil y fino como el plumón de las garzas, y asimesmo sería halagado en la esperanza de que flecha de cazador apague su vuelo dando al barrizal ave tan bella.

Aqueste tipo de historias vende bien, no somos necios para cegarnos. Héroe otoñal juégase los pocos cuartos que le quedan en aventura que llaman Rolex 24 at Daytona y los inmundos soplan y agrandan la vejiga del cerdo, apostando a un triunfo que no ha de ser salvo regalo de la diosa Fortuna, pues parece bobo considerarlo habiendo elegido como montura un Ligier de United Autosports en vez de un Cadillac DPi. Mas la parca siega los pies de los augures, al amanecer, cuando el coño Alonso ni resulta otoñal ni acabado ni vencido, ni se arrastra, y arriesga en una oportunidad ganadora que puede darle, ahora sí, la victoria en Le Mans o en el WEC o en ambas ocasiones a dos. Y aquí ¡la jodimos, tía Paca!, que diría mi difunta abuela a quien nuestro Protector tenga en su gloria, y discúlpenme sus Gracias la salida de tono.

Disfrutamos como chiquillos, mas los roñosos porfían en sus miserias. Reparten ponzoña aquí, allá y acullá; esbozan reparos, siembran dudas, buscan peros y los encuentran debajo incluso de las piedras, en el atrevimiento suyo de mancillar la figura de un compatriota que encuantra aliados donde antes hallaba adversidades y sinsabores, y mentiras y tropiezos no buscados.

No me ha sido dada la facultad de juzgar a los hombres en buenos y malos, pero sí como gilipollas y sanos. Y en llegada la hora en que yo mesmo me ciño el capirote y llevo mis pasos hacia la hoguera donde habrán de ser quemados mi carne mis huesos y mis sueños, señalo a quienes callaron por cosas más graves si cabe y alzan la voz ahora, turbados, pues la presencia de Fernando en la Resistencia mueve fichas, tumba muros y produce desazones que escuecen.

Nuestra vieja ley del embudo, nuestra legendaria envidia. Cabríales decir que toca joderse —sigan disculpándome Vuesas Mercedes por mi feo proceder con la tecla—; clamar ¡Jolines!, proferir ¡Mecachis, que se chinchen!, por no irse a ellos y en gritarles a la mesma cara ¡Que se jodan! Las víctimas no han sido sacrificadas y aún siéndolo definitivamente, deberían pesar lo mesmo en la romana que cuando señalar desigualdades de nuestro deporte suponía pecado de deslealtad o conspiración.

Vuecencias, ruego humildemente de la suya clemencia una o dos oraciones por mí, y la esperanza de que se me aparten los melifluos y la gente vil que no sabe ni dejar vivir ni vivir sin una buena sombra que la proteja y la ampare en cruzadas que a lo más, concitan el placem de tres o cuatro pardillos.

Os leo.

3 comentarios:

pocascanas dijo...

Clap, clap, clap.
Soplan otros vientos.

Saludos desde el Coño Sur

Fleichié dijo...

Cuando un partido está sentenciado , el árbitro suele pitar un penalty o enseñar alguna tarjeta al poderoso para compensar la estadística .
Mientras esto siga siendo un cortijo Vettel/Hamiton , Hamilton/Vettel , los dos grandes protegidos de Charlie-Bernie-Todt y compañía , no creeré que soplan nuevos vientos .
Aunque ojalá....cada año por estas fechas peco de ingenuo .
Te leo maestro .
Saludos...y que esto empiece ya coña!!!! x)

GRING dijo...

Allá vas, valentón del mundo, corazón de acero, brazos de bronce. Dios te guíe otra vez y te vuelva libre, sano y sin cautela a la luz desta vida que "quieres dejar" por enterrarte en esta oscuridad que buscas. Estás mejor que nunca; a por ellos, que son coñogigantes, no simples molinos de viento. Cada día te lo pondrán más a huevo. Entrada magistral, maestro. Me descubro el sombrero...