jueves, 11 de abril de 2013

The team aren't altogether happy with Sebastian I'm afraid


Si algo tengo que agradecerle a RUSH a pesar del varapalo que metí ayer a la susodicha cinta en ciernes, es que va a estar firmada por un hombre de letras, por un tipo que estudió en la Escuela de Cinematografía de la Universidad del Sur de California sin llegar a graduarse.

Sólo a un individuo así se le podía meter en la cabeza materializar el miedo que sienten los pilotos o se presume que sienten, macerando en la pantalla la oscuridad amenazante que aplastaba el circuito de Fuji aquel 24 de octubre de 1976 en el que James y Niki se jugaban el campeonato al todo o nada.

Venció el más insensato de los dos, el único que no tuvo redaños para decir basta, el que asumió que si hasta ahí se había llegado, de allí hasta el final había que encomendarse al Altísimo aunque no se creyera en tal altísima presencia. Triunfó el miedo al miedo, no nos engañemos. En el ocaso de la temporada 1976, se impuso esa narcolepsia que convierte en virtud la más noble de las flaquezas: el miedo a perder la vida, la misma que transmuta en energía utilizable toda la fuerza que se pierde a través de la punta de los dedos cuando eres consciente de que salvo intermediación de un milagro, acabarás tus días en cualquier punto de esa cosa negra sobre la que discurre tu vehículo casi a ciegas, bajo una lluvia bastarda que no te dejará ni disfrutar como es debido del final de tu existencia.

Como sabemos 35 años después, en Fuji sucumbió la sensatez. Niki y su inteligencia, cayeron derrumbados en ese calibre de lo que resulta aceptable y lo que no lo es, mientras el más loco en su locura, Hunt, se alzaba con el campeonato y a la vez se desprendía hasta el año siguiente de su miedo a morir.

Deseo y espero que RUSH ponga énfasis en la única diferencia real que existía entre el austriaco y el británico ante esa última carrera que parecía la boca del infierno, y es que Niki ya había muerto en el Nürburgring, mientras que James nunca llego a hacerlo realmente, hasta que obviamente le tocó entregar la cuchara como haremos todos tarde o temprano…

Virginal inmadurez que te permite decir que has sentido frío y chuto y muette porque adelantas a tu compi en una encerrona en la que te has metido tú. Miedo real en definitiva, pero menos, porque no te has topado con un neumático en mitad de la pista, como Fernando en Interlagos 2003, para terminar hecho una mierda con tu vehículo contra las protecciones; porque no te percatas de lo hijo de puta que puede resultar tu muro cuando no te avisa de que llevas la aerodinámica dañada y te metes el gran hostiazo en Fuji, precisamente, llamándote Fernando, precisamente, en 2007 para más señas; o porque no has apuntado al cielo el morro de tu vehículo, como hiciera Mark en Valencia 2010 tras golpear la rueda trasera del Lotus (hoy Caterham) de Kovalainen, para dejar de ser un piloto de monoplaza y convertirte en uno de misil.

A Vettel le falta esa experiencia, precisamente, para dejar de hacer el moñas cada vez que siente miedo o cree sentirlo. 

«I am afraid if that had been Senna or Mansell he might have been sporting a bloody nose and he would have deserved it», «the team aren’t altogether happy with Sebastian I’m afraid», son frases que no encajan con un tipo que no ha visto a la parca de cerca salvo en las películas. Lo dejé escrito en SftyCast #2, la sensación de riesgo ha desaparecido casi por completo en la actual F1 y hoy los récords en su seno valen una porquería. Números, sólo números, se han convertido sólo en eso. Algo que ha comprendido perfectamente Ron Howard, un hombre de letras, un creativo al viejo estilo, al materializar con oscuridad verdosa el infierno en RUSH, precisamente (os juro que es la última vez que utilizo este término). Y para concluir, os confieso que en la intimidad, yo también estaré contento cuando Vettel deje de tener miedo.

2 comentarios:

GRING dijo...

¿Y cómo interpretamos la cuali de China?. ¿Como que Mark vaya preparando vaselina para lo que le espera en 2013?. ¿Porque no ha querido compartir (o los ha "manipulado")datos con Seb (jajaja) y el equipo se lo paga con un stop and go to the bottom?. ¿Que Redbull se rompe definitivamente en una guerra civil dosmilsietera pero que la mayoría del team sí que está happy with Seb and unhappy con Mark?.
Como diría el personaje de José Mota, "madremía, madremía". Un saludo.

Anónimo dijo...

En Red Bull habelas meigas hainas sino no se explica que todo le pase a Mark y nada a Sebastian. Es tremendo el cenizo que lleva encima nuestro querido aussie. Cada día esto parece más a los plafones caídos sobre el coche número 1 del 2007. Querido Mark, como diría la Steve Miller Band "Take the money and run".

King Crimson