viernes, 23 de marzo de 2012

Aunque amenace lluvia


Mi madre es un portento recordando las fechas que jalonan su vida. Desde cumpleaños a partidas, pasando por cualquier tipo de efeméride doméstica, todo está en su cabeza, bien organizado en un calendario perpetuo al que conviene recurrir cuando alguna duda nubla tus recuerdos. 

He heredado la portentosa memoria de los Isusi. Venía en mi paquete de serie, como la tendencia a las jaquecas que preludian cambios barométricos, pero no soy de fechas, lo mío va más de luces y sombras, de sensaciones agoreras o halagüeñas, de sonrisas y lágrimas, de sueños con agua o enormes praderas repletas de flores... El caso es que a finales de marzo, desde 2008, mi cuerpo se pone mustio como si supiera que mi cronómetro vital está cerrando un ciclo para iniciar otro.

Nunca he entendido muy bien cómo funciona este invento, lo reconozco, pero sé perfectamente que funciona y tal vez por ello procuro ser infinitamente optimista, porque sé, también, que el pesimismo suele convertirse en una pegajosa bruma de la que a veces resulta imposible escapar.

Al mal tiempo buena cara, siempre, como axioma y como filosofía, aunque a veces cueste.

Ferrari empezaba la temporada desconcertada y desconcertándonos, y una semana después de que se iniciara la temporada en el trazado de Melbourne, a decir de los expertos sigue yendo igual de mal. 

En realidad ya iba mal cuando Fernando admitía en Barcelona que quedaba mucho trabajo por delante, también cuando el domingo pasado dijo que veía el vaso de las posibilidades medio lleno, y por supuesto hace unas horas, cuando parecía tajante al afirmar que la de Maranello puede luchar por el título.

Como el Nano no puede acertar siempre para mal, como por fortuna los síntomas que ofrece Ferrari no tienen por qué ser leídos con el modo pesadumbre activado, pienso que el pesimismo general que se cierne sobre La Scuderia en este inicio de sesión, responde a uno de esos episodios de fatalismo mediterráneo que nos es tan querido a los latinos.

¿Hay esperanza? Yo diría que sí, pero soy optimista y eso devalúa el pronóstico. 

¿Hay esperanza?, repito. Pues sí, creo honestamente que sí porque más allá de las sensaciones hay una enorme cantidad de energía enfocada a cambiar las cosas en la de Il Cavallino Rampante, y eso siempre debe ser leído en positivo. 

Hay esperanza, claro que la hay, y aunque hoy ande un poco mustio quiero seguir viéndola al menos hasta que mi cronómetro se vuelva a poner a cero pasados unos minutos del inicio de esta próxima madrugada. Y mañana también la veré, por descontado, y el domingo sabré por fin si merece la pena continuar siendo optimista o en el peor de los casos, si tendré que seguir trabajando por seguir siéndolo un trecho más.

Al mal tiempo buena cara, aunque Sepang amenace lluvia.

3 comentarios:

GRING dijo...

Pero tu optimismo ferrarista al que se aferra la esperanza ¿es solo para la carrera de mañana o para el campeonato?, ¿incluye la continuidad el 2012 o nos creemos la revolución dentro de la revolución (vamos, otro chasis nuevo completamente distinto) de la que se está empezando a escribir?.

Anónimo dijo...

Alonso no debio salir de Mclaren y demostrar que podia con las adversidades y no rendirse.
Alonso no tiene que demostrar nada, ya lo hizo. Y sino vuelve a ganar tampoco pasa nada.
Forma parte de la historia como uno de los mejores deportistas.
Miki, salu2.

Anónimo dijo...

En contra de lo que decía Van Gaal: ¡Tú siempre positivo, nunca negativo!
xDDDDDDDDDDDDDDDDD

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