Si la capacidad de reinventarse tuviera un nombre, ése sería el tuyo.
Ayer nos insinuabas que dejabas este mundo, pero quien te ha leído en la
delicadeza y profundidad de tus trazos, colores y palabras, sabe
perfectamente que volveremos a encontrarte quién sabe dónde o quién sabe
cuándo, porque estás hecho de la misma espuma incandescente que
materializa los sueños.
Que tu hijo Arzak te guíe y te proteja, Jean, a él y su sabíduría silenciosa encomiendo el volver a verte bailando entre chamanes y coyotes o volando sobre un desierto, mientras sin gafas buscas sobre el papel en blanco, una piedra de poder en la cual vislumbrar un nuevo rumbo para todos nosotros.
A Jean Giraud, Moebius (8 de mayo de 1938, 10 de marzo de 2012).
No hay comentarios:
Publicar un comentario