viernes, 23 de marzo de 2012

La canción más hermosa del mundo


Exiliado de padre y de faro, sigo creyendo en la mano tendida que anteayer, ayer y este amanecer, decía que no importaba lo que cuando ya era tarde resultaba que importaba demasiado. 

Tu propia tendencia al tropiezo, tu inseguridad, tu desnudez frente al mundo, siempre juegan en casa y golean, ¡vaya si golean!, porque el árbitro siempre tiende a ser casero y porque has dejado de proteger tus riñones ya que sencillamente creías... ¿Y qué creías? Seguramente en el norte que tenía delante Hamilton esta mañana, cuando volvía a intentar demostrar en Sepang que se puede luchar contra el destino, como ya hiciera en Melbourne para que Jenson y Vettel le robaran otra vez la cartera.

Hay quien dirá que es una forma de dar la vuelta a la tortilla como otra cualquiera, y seguramente lleve razón, hoy no tengo espíritu para discutirlo, entre otras cosas porque nadie sabe cómo tiembla la mano que ha de sujetar la espada cuando todo alrededor se ha convertido en algo vulgarmente cotidiano.

Me faltaba algo esta tarde y gracias a un amigo he escuchado a Pablo Milanés con Joaquín Sabina de fondo, preguntar qué harías tú, yo, si Adelita se fuera con un comisario. ¡Ay, Adelita, mi Adelita, la Adelita de Lewis! ¡Qué más da qué sueño existe delante si todavía hay quien siente ganas de perseguirlo aunque se antoje imposible!

Yo tenía un botón sin ojal, un gusano de seda; medio par de zapatos de clown y un alma en almoneda; una hispano olivetti con caries, un tren con retraso; un carné del Atleti, una cara de culo de vaso... recita el madrileño con el cubano insinuado a su lado, y el campeón del mundo de 2008 se rehace sobre sus propios deshechos y lo intenta una vez más porque no sabe enfrentarse al mundo de otra manera. Sus ojos han perdido la magia que impedían antaño que pudieran ser mirados, pero sigue empeñado en seguir siendo algo más que un simple ser humano distinto.

Y ahí le tenemos, bregando como si fuese Simbad el marino o Jacques Cousteau, buscando trocar el universo conocido en uno distinto. Luchando con Jenson, con Sebastian, con Fernando, consigo mismo, intentando una vez más explicar qué lleva dentro, pelar la cebolla que le oculta a los ojos de todos, discernirse en el espejo de las brumas, en una palabra.

Y ahí que va un tipo al que despreciaba y al que ahora adoro porque no ceja en mostrarse en pelota picada por ver si mañana o pasado hay suerte, y me pregunto, ¿qué coño lleva debajo. Acaso está tratando de escribir la canción más hermosa del mundo?

A lo mejor sólo se trata de eso...


Gracias Álvaro, por darme pie para arrancarme en una tarde en la que me siento especialmente huérfano.

2 comentarios:

Novenario dijo...

Hola

desde hace unas semanas sigo el blog. ME parece bueno que lo actualicen con tanta frecuencia.

Para la carrera espero que Lewis le moje la oreja a Button

saludos desde venezuela

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Buenas tardes.

Nevenario ;) Bienvenido, y sí, Lewis se la ha mojado a Jenson XDD

Un abrazote

Jose