Vaya por delante que no me merece ningún crédito cualquier referencia a la rivalidad entre compañeros de equipo, que no señale, como una de las más feroces, la que mantuvieron Kevin Magnussen y Romain Grosjean en Haas...
A partir de estos mimbres podemos hacer el cesto que nos apetezca, obvio, ¿no?, incluso podemos hablar de la ocurrencia de Zak Brown al mencionar las Papaya rules cuando, en sentido estricto, no había mucho que gestionar en 2024 porque Norris iba por muy delante de Piastri en la general de Pilotos hasta Canadá, y sería a partir de España que el británico comenzó a sonar como aspirante ante Verstappen porque en Ferrari estaban nerviosillos con la llegada de Hamilton y no les daba la vida para hacer sobreesfuerzos.
El caso es que el australiano recortó bastante ventaja antes de llegar a Abu Dhabi, aunque deberíamos decir mejor que el líder del equipo desperdició una bonita cantidad de oportunidades, lo que afianzó su imagen pública de piloto que aguanta mal la presión.
Lando no pudo con Max pero sí con Oscar, a pesar de que el eslogan preferido del jefe californiano apenas tuvo influencia, ya que el de Bristol se las apaña muy bien para despeñarse sin ayuda, incluso cuando a su compañero lo han atado en corto.
En fin, el subcampeonato obtenido el año pasado rubricó ante la plebe que las Papaya rules funcionaban como filosofía pues facilitaban mantener un cierto orden en el seno de la escudería, aunque siempre han sido una miserable cortina de humo porque únicamente funcionan cuando Norris sale beneficiado, que no es por nada, Piastri ha liderado una buenísima parte del Mundial 2025 y anda el pobrecito en la actualidad que parece una sombra de sí mismo, quejándose de que conduce como siempre pero hay cosas que ahora no le encajan. ¡De qué nos sonará todo esto!
Lando ha salido de México con un saldo de 1 punto sobre el pupilo de Mark Webber —la reseña del GP mexicano va estos días, lo prometo—, y me temo que va a ser suficiente porque a base de Papaya rules se puede alcanzar el cielo.
Os leo.
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