viernes, 7 de junio de 2019

The challenger


El espectáculo nunca está completo si no participa en él un buen antagonista. En literatura, cómics o cine, esta figura retórica suele ser interpretada por el villano, personaje empeñado en hacer la cusqui en sus propósitos al héroe o la heroína, por las malas, casi siempre. En deporte el asunto se concreta en el retador o aspirante que pretende desbancar al campeón de su pedestal en el Olimpo y ocupar su puesto...

Podemos darle las vueltas que queramos pero no hay nada más épico que un enfrentamiento estilo America's Cup con su defender y su correspondiente challenger, un duelo entre el defensor de la heredera de la Copa de las Cien Guinéas y el candidato a defenderla a partir de la próxima ocasión. 

Nuestra Fórmula 1 adolece de muchos problemas y tal vez el más importante sea que lleva años moviéndose en términos de intangibles. Se baten récords, se alcanzan números y se superan, pero el defender siempre está lejos, muerto o inactivo, de forma que la película siempre resulta floja porque el espectáculo cojea donde debería ser más fuerte. Senna y Prost, por ejemplo, son lo que son porque su enfrentamiento fue tangible y los aficionados lo pudimos disfrutar desde primera fila de butacas. Nigel Mansell no sería lo que es si no se hubiese partido la cara sobre la pista con un Piquet tricampeón del mundo, o con un Senna o un Prost que buscaban sobre el asfalto dirimir quién de los dos era el mejor. A Nico Rosberg se le podría aplicar esto mismo...

Intuyo que nos vamos entendiendo así que no me extenderé mucho. El Schumacher que se batía el cobre con Hill o Villeneuve, con Hakkinen o Raikkonen o Alonso, vale quintales más que el que navegaba solo y lo ganaba todo por incomparecencia de rivales. Kimi es lo que es por aquel maravilloso 2005 en que estuvo a punto de conseguirlo frente a un Fernando y un Michael heptacampeón mundial —proporcionalmente hablando, su título de 2007 no supo tan sabroso—, etcétera, etcétera, etcétera.

Con el asturiano pasa tres cuartos de lo mismo: sus luchas a degüello, incluso acabando mordiendo el polvo, lo han sustanciado como un defender o un challenger al que siempre habrá que rendir tributo. 

Hamilton ha sobrevivido a todo esto pero de aquella manera. Su papel en 2008 fue bastante ramploncete porque para optar a la corona andaba por ahí un tal Felipe Massa y al cabo, el británico terminó venciendo al brasileño por un miserable punto. El 2009 el as inglés estuvo desaparecido, aunque a partir de 2010 se ganó los galones haciendo de challenger. De 2014 hasta 2016 fue un campeón sin demasiadas complicaciones. Marrullerete, tendente a los viejos vicios, se impuso porque no había nadie. En 2016 muerde el polvo frente al hijo de Keke y aunque se propuso tomárselo como un hombre, acabó pareciendo un crío. De 2017 a esta parte... pues eso: sin oponente.

Vettel es un caso aparte. Mira que lo hemos hablado desde hace años: de no haber estado por allí un tal Fernando Alonso, sus cuatro títulos en Red Bull valdrían la mitad que ahora y tirando de mucha generosidad.

Nadie pide que los devuelva a pesar de los numerosos gilipollas que recurren a este ardid semántico para arrimar el ascua a su sardina. Estuvieron bien, y ya. En Ferrari el astro alemán ha demostrado que aquello fue cosa de Newey, Bernie y la FIA, básicamente porque sin pepino ejerce mal de defender y como challenger no alcanza, cosa que se ha agravado este año porque no queda nadie en la parrilla a quien acusar de que no quiere a La Scuderia o de que la tiene muy metida (el vettelismo dixit). En el tú a tú correspondiente entre el de Heppenheim y el de Tewin, el primero sufre de falta de excusas a las que recurrir y el segundo de candidato a quitarle el sitio.

El espectáculo flaquea por lo cuatro costados en 2019 por mucho que Raimon Duran y Enrique Scalabroni señalen puertas de salida a una habitación tan pequeña que se reduce en su superficie a que sin un defender y un challenger, literalmente no hay show posible.

El tipo que ponía salsa a todo esto se ha ido por voluntad propia, quizás cansado de que nadie reconociera su papel.

Hamilton no da para tanto Vettel como se prometía, y éste, aunque quiera, no llega. Y el resultado es un campeonato pobre en el que lo que más sobra son las pajas mentales. Vamos hacia 2021 pero por puta inercia. Alcanzaremos el objetivo, seguramente, pero sin oportunidades para los planes B. Y así las cosas difícilmente el resultado contentará a nadie. Hace falta alguien creíble para que todo resulte asumible, y el caso es que nuestra disciplina ha dejado partir, lejos, muy lejos, al único piloto capaz de proporcionar densidad a un Lewis o a un Sebastian. Normal, según me corroboran, que Bernie esté poniendo toda la carne en asador para que Fernando sustituya a Vettel en la de Maranello más pronto que tarde.

¿Será verdad; no lo será? Lo único cierto es que el de Oviedo sabe perfectamente qué posición ocupa en este tinglado. El espectáculo lo necesita pero lo que haría falta saber es si él necesita esta caducidad que ni sabe por dónde salir.

Y eso, que os leo.

7 comentarios:

karatecla dijo...

Ojala...

Anónimo dijo...

Sigo pensando y de ahí no me apea nadie q seria un error para Fernando el volver. Estoy plenamente convencido de q volverian a hacerle la cama para mayor gloria del inglés.



King Crimson

Elín Fernández dijo...

Creo lo mismo. Sin garantías de fair play ¡no!

Anónimo dijo...

El triunvirato ya no existe, King. Sin Ecclestone, Whiting y Massa, el panorama cambia radicalmente. Liberty quiere a Fernando. Los medios necesitan a Fernando. Los astros se alinean.

Los Todt, después de todo, no parecen influir mucho en Ferrari. Leclerc está donde le permiten, ajo y agua.

Pero no para #leharanganar. Se divertirá de seguro, y le quitará la comodidad a alguno.

Anónimo dijo...

Y añado al comentario del King Crimson: como le hicieron al Kaiser que lo utilizaron de carnada y le "dieron" los títulos a quien quisieron.
En la puerta espera Verstappen...

Un saludo
Sr. Polyphenol

Antonio L. dijo...

En los libres 2 del G.P de Canadá, casi al final de los mismos Lobato dijo algo que me sorprendió mucho y bien. El Genio Astur había hecho unas declaraciones donde decía que le quedaban de 10 a 15 años de cuerda en este mundillo del motor.

Recuerdo también otras declaraciones de Fernando cuando ganó su segundo campeonato del mundo donde dijo si no recuerdo mal que no iba a estar muchos años en F1 porque era una vida muy sacrificada. En esos momentos no supe comprender el porqué de las declaraciones pero ahora sí.

Cuando se alcanza el objetivo en la vida y además muy joven, quizás no se valora lo que cuesta ganar. Si todo es un camino de rosas y los objetivos se consiguen sin relativamente mucho esfuerzo, esto hace que uno se acomode y se llegue incluso a aburrir de lo que hace porque es muy fácil.

Afortunadamente (y acepto quién critique lo que voy a decir) Fernando a partir de ese momento empezó a sufrir lo que no está escrito para volver a ganar. De forma justa o injusta, merecida o inmerecida, pero que le supuso al Genio un reseteo de su ruta de vida deportiva y darse cuenta que ganar es muy dificil, y ante esta dificultad desear más y más la victoria en cualquier vehículo de cuatro ruedas.

Creo que estos hechos han modelado al actual Genio y mito del motor, hasta el punto de plantearse 10 o 15 años más de vida deportiva. Con esta perspectiva y sabiendo lo que se cuida a nivel físico y lo profesional que es ya está tardando Ferrari en contratar a Fernando Alonso para que vuelva a competir con ellos y de esta manera tener dos cartas ganadora para el año que viene.

Un saludo de un Alonsista.

Josemi dijo...

Ya sabeis que yo soy muy pesao y llevo diciendo mucho tiempo que en este teatrillo de la formula 1 tenemos como en la lucha libre, los luchadores "buenos", lo que llaman los face y los del lado de los malos, los que el publico tiene que odiar, los heel.

Despues de las primeras victorias sobre un face por excelencia como era Schumacher, a Fernando los ingleses, tanto directivos, arbitros o prensa (no se en que orden) le pusieron en el papel de heel. Tiene todas las cualidades, es extranjero, PIGS, canijo, rompe nueces con el cuello.

Esta caracterización fue seguida por gran parte de la prensa mundial, incluyendo gran parte de la española, que les basta con copiar lo dicen los "proveedores de contenido" para pagar las facturas a fin de mes.

Curiosamente, en el pais que invento los face y los heel por lo que leia en las pocas webs americanas que hablaban un poco de F1 (últimamente hay más), en USA la visión siempre ha sido distinta, no se acababan de enterar que Fernando Alonso era el malo, siempre hablaban de él con admiración. Pero bueno, ese es otro debate.

La cosa es que desde hace mucho los escritores saben que para que una obra tenga exito, hace falta una tensión dramática. La victoria fácil cansa. Tan importante es Rocky como Apolo Creed. Hace falta un malo. Y eso lo sabia y lo sabe el que movía los hilos antes (quizá no solo antes). Necesita a The Undertaker, un malo carismático.

Alguien dubitativo, alguien que se derrota a si mismo, alguien que se queja desde la angustia, no vale como heel, ni siquiera como face. Tiene que ser un tío permanentemente cabreado con la injusticia del mundo, llorica pero con pasión y mala virgen que le sale de dentro. Un tío que parte nueces con el cuello.

(dicho lo cual, con mi capacidad profética nula, no creo que Fernando vuelva a la F1)