lunes, 17 de junio de 2019

La #7


El cementerio de los y si rebosa victorias morales y eso era lo que se sentía en el segundo escalón del podio de Le Mans...

He estado a punto de no escribir estas líneas, básicamente como represalia por la ausencia de generosidad que destilan la mayoría de la prensa y el hooliganismo del otro lado del charco, pero puedo permitirme el lujo de no ser cicatero y, en realidad, lamentaría no echar el ratito hablando de Kobayashi, Conway y López.

Lejos del arriesgado balancearse entre festivales paganos y holocaustos, podemos ir quitándonos de la cabeza que con rivales más fuertes en pista Toyota habría fracasado, porque lo más seguro es que habría reaccionado de otra manera ante el Súpercampeonato 2018/19, quién sabe si incluso poniendo a Fernando con Mike y Kamui, y dejando a Pechito con Sébastien y Kazuki. ¿Súpercampeonato? ¿Quién lo iba a necesitar con una LMP1 de superdotados híbridos...?

Pero no nos enredemos jugando a los y si y vayamos con las 24 Horas de Le Mans de este año.

Los seis pilotos han tenido suerte de estar integrados en el proyecto nipón y esto es una evidencia. También lo es que entre el sábado y el domingo se jugaban dos partidas, por un lado el título de pilotos y, por otro, la victoria en la prueba francesa. Así las cosas, el vehículo dorsal número 7 y 8 hicieron cada uno lo que les tocaba hacer, y a pesar de los atorrantes, hay que quitarse el sombrero ante la estupenda faena que firmaron.

Los del #7, segundos en la general, debían ser los más ràpidos si querían quitarse de encima a los del #8, y estos, tenían obligación de no dejar escapar a su inmediato rival. Conway, Kobayashi y López interpretaron a la perfección su papel. Desde los primeros compases de la prueba resultaba patente que eran más rápidos y consistentes en pista, pero en Le Mans no suele ser suficiente. Por su parte, Alonso, Nakajima y Buemi entendieron pronto que les iba a costar mantenerse cerca de su oponente, aunque siendo sinceros, también les perjudicó el Safety Car de antes de la madrugada, que tuvo la fea idea de salir entre el 7 y el 8, obligando a éste a recuperar en la resalida un terreno que ya llevaba ganado.

En automovilismo deportivo no conviene dejar hilos sin hilvanar. Mientras Sébastian lidiaba con el tráfico la #7 se escapaba y ésta pudo ser la razón para que, horas después, se alargara el relevo del suizo cuarenta vueltas más, durante las que, obviamente, la sangría de tiempo se agudizó.

Bien, al amanecer el primer Toyota cantaba a victoria pero el segundo, como decía ayer, ni bajaba los brazos ni se conformó. Ambos seguían cumpliendo su papel. La tripulación del 7 viajaba a buen ritmo en pos del premio de consolación sin olvidar el grande, el campeonato. Consciente de los problemas de comportamiento que había mostrado el coche número 8 durante la noche, seguro que también soñaba con que un pinchazo o un fallo relegara al rival más allá del puesto siete. Pero la suerte dormía.

Durante la mañana las cartas estaban sobre la mesa. Resultaba descabellado pensar que Pechito, Mike y Kamui no iban a cruzar primeros la meta, pero Kazuki, Fernando y Sébastien seguían cumpliendo su parte del trabajo. Se mantenían ahí, detrás, a cola. Tan clara era la cosa que ni siquiera presionaban, se mantenían al acecho y a la espera de acontecimientos. La suerte había despertado para almorzar, tiraba sus dados y a García le arrebataba la sabrosa guinda del pastel tan largamente trabajado en el Corvette #63, y a López le hacía un siete en el casco. Puncture! 

Esto es Resistencia. Aquí es difícil que un Jean Todt pida a Barrichello que se deje pasar por Schumacher o que un Wolff solicite a Bottas que regale la victoria a Hamilton. Le Mans es un santuario cuidado por todos y existen algunas normas no escritas que se aceptan sin hacer preguntas.

Salvo que los papanatas no tengan ni idea de lo que están manejando, no entiendo cómo se puede estar manchando a estas horas el enorme y meritorio desempeño de Conway, Kobayashi y López, sembrando de dudas un segundo puesto que en vez de las sartenadas que estamos leyendo, admitiría preciosos titulares del estilo «Amarga derrota del #7 en Le Mans» o «La suerte vuelve la espalda al mejor coche en Le Mans.» Se han usado otras veces, no creáis, aunque siempre por gente inteligente.

Os leo.

2 comentarios:

karatecla dijo...

Así las cosas, el vehículo dorsal número 7 y 8 hicieron cada uno lo que les tocaba hacer, y a pesar de los atorrantes, hay que quitarse el sombrero ante la estupenda faena que firmaron.

Ahí lo has dicho toto, digo todo ;)

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Muy buenos días, Karatecla ;)

Hay mucha gente que busca el espectáculo F1 en Resistencia cuando en esta última modalidad, sobre todo en pruebas gigantes como Le Mans, el componente de eliminación adquiere un gradiente elevadísimo. Y si se quiere aprovechar un momento de flaqueza del rival o un abandono por error o falla mecánica, hay que estar lo más cerca posible para pescar un buen resultado que huele a regalo pero en el fondo, también es el fruto de tu trabajo.

No puedo verlo de otra manera ;)

Abrazote

Jose