domingo, 23 de junio de 2019

¡Ándale, ándale!


No hagáis ejercicio de hemeroteca con este asunto porque os podéis llevar un chasco bastante grande. Si tenéis tiempo, y ganas, y os pasáis por la etiqueta de McLaren este año [McLaren], seguramente os daréis cuenta de que la británica comenzó el año envuelta en los habituales recelos expertos, por aquello de que nadie se moja hasta que no tiene las cosas meridianamente claras, ni siquiera contando con el rearme que había acometido Zak Brown desde mediados del año pasado.

Sea como fuere, hace relativamente poco, cuando aún no habíamos abordado el Gran Premio de China [La otra historia], seguía siendo menester recordar al personal que a mucho listillo se le había roto la afilada punta del lápiz de tanto cuestionar el proyecto papaya...

Lo sé porque escribo mucho y siempre que he tenido ocasión he recordado aquí o en los otros sitios donde publico, que desde que Brown tascó el freno en julio de 2018 han ocurrido suficientes cosas como para acercarse a esta nueva McLaren con bastante más optimismo del que se le ha dispensado hasta que los datos han empezado a cerrar bocas. Fernando Alonso y todo el equipo, incluso Stoffel Vandoorne, invirtieron la mitad de la temporada anterior en sentar las bases de ésta, mientras Renault resolvía sus propios asuntos con Red Bull y llegaba en 2019 con su prometida buena unidad de potencia.

Las incorporaciones de James Key y Andreas Seidl son sólo la punta de este iceberg que, bajo mi humilde punto de vista, no ha sido considerado en su dimensión correcta porque se estaba vendiendo humo (sic), porque el californiano Zak Brown no le llegaba a la suela del zapato a Ron Dennis (sic), porque Alonso había contaminado el futuro (sic) o porque Woking andaba canina de dólares (sic), o por mil y una otras chorradas a cuál más grande, que ayudaban a dibujar un escenario errático plagado de equivocaciones, palos de ciego y sombras, que justificaban de sobra que el proyecto MCL34 arrancara muy por debajo de unas estimaciones que jamás he entendido, la verdad.

Y bueno, ahora sabemos que para 2021 se dispondrá de un moderno túnel de viento y Carlos y Lando, o Lando y Carlos, como prefiráis, han comenzado a demostar que no es ninguna casualidad que McLaren sea actualmente la cuarta escudería de la parrilla. Y ahora sí, ahora toca olvidar todo lo que se ha escrito o dicho y abonarse a las exigencias, y mira, no, por ahí no paso, fundamentalmente porque pienso que sería imponer lo urgente a lo importante, sumar un gradiente elevado de presión que puede no venir bien a nadie.

La hoja de ruta que estableció Brown en julio de 2018 tenía su horizonte puesto en 2020, no en 2019, y ya que estamos cumpliendo sus coordenadas sigo tomándome todo lo que está sucediendo con mucha tranquilidad. Asumo que pueden venir por delante carreras que no empiecen tan bien como el Gran Premio de Francia y que en cualquier esquina podemos encontrarnos un tropiezo. Acepto lo que nos ha hecho llegar hasta aquí y estoy seguro de que vendrán días más grandes si cabe, pero actualmente estamos lejos de Red Bull y tenemos mucho trabajo por delante hasta que logremos despegarnos de todos los equipos que vienen por detrás, incluso el de Enstone.

Me dice Marco Béjar en Twitter que sería hermoso contar con algún podio esta sesión y estoy con él a pie juntillas, pero para mí sería más grande aún, si todo el esfuerzo que se está realizando en estos instantes, también por parte de Renault, se concreta en una McLaren con capacidad de poner en apuros a Red Bull en el Gran Premio de Australia del año que viene.

Os leo.

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