martes, 18 de junio de 2019

Checo y las gomas


Parece mentira que en una temporada en la que los neumáticos han cobrado un inesperado protagonismo, se ande malgastando en Racing Point uno de nuestro mejores pilotos de la parrilla en esta área.

Por increíble que parezca, esto de cuidar las gomas suponía antaño un plus para cualquier conductor que trataba de hacerse un hueco entre los de arriba. Hoy, en el caso de Checo Pérez, apenas sirve para resaltar, aún más, el Cañón del Colorado que separa su calidad de la del hijo del patrón de la escudería británica.

Tampoco está mal, entendámonos. Tal y como funciona actualmente el negocio, el de Guadalajara puede darse con un canto en los dientes con haber podido asegurar su asiento esta temporada. Otros, es verdad, han corrido peor suerte; pero no consuela, que es a lo que vamos, porque luego vienen los analistas, y entre las prisas por calzar una noticia que proporcione abundancia de clics y que a veces no están ni a eso, el mexicano acaba quedándose en la prensa entre dos aguas: pupilo de Carlos Slim y suertudo.

Siento por Checo un cariño especial, fundamentalmente porque considero que merecía una mejor oportunidad. Y sí, ya sé que estuvo en McLaren, pero si alguien, entonces, hubiese decidido apretarle menos o tratarle con los sobrantes de algodón que quedaban del cariño dispensado por sus respectivas escuderías a un Hamilton o un Vettel, a lo mejor, pienso, otro gallo le habría cantado a él y, por supuesto, a nosotros.

A ver, lo que acabo de soltar suena a chubarrada, pero es que Lewis y Sebastian requirieron en sus respectivos momentos de toneladas de paciencia y comprensión, algo que por la razón que sea le fue hurtado a nuestro protagonista cuando ya era un pincel de marta con las ruedas tras su paso por Sauber.

Y aquí quería llegar yo, porque los compuestos ya suponían un problema como el de ahora pero, por lo que se ve, nadie quiso buscar auténticas soluciones.

Así las cosas, mientras Mercedes AMG hacía trampas con el Pirelligate, en Woking se empeñaron en exigir resultados a Sergio y, al cabo, Pérez salió de allí quemado para McLaren y para prácticamente el resto de la parrilla. No sé, si Whitmarsh hubiese tenido algún dedo más de frente que los que mostró, podía haber pensado que un tipo que con la de Hinwil estiraba la vida útil de las gomas como Alonso, podía haber sentado las bases de una compresión de los neumáticos que sirviera para los años siguientes. En vez de eso, el de Lyndhurst eligió llevar el equipo al carajo...

En fin. Esta parte de la historia no la cambia nadie, pero quiero con esta entrada que conste en acta, que tener ahora mismo a Checo en Racing Point es un puñetero desperdicio, amén de suponer una situación que debería poner la cara roja como un tomate a más de un entendido de dentro del paddock y de fuera también.

Y eso, que os leo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

De acuerdo contigo, a parte del que el McLaren de ese año ya no estaba para podios mucho menos ganar carreras.

Esa capacidad de Checo para administrar la vida de los neumáticos siento yo que no se ha notado últimamente con estos compuestos tan duros con carreras a una sola parada. Con todo y todo esta ganándole el duelo interno a su compañero de equipo sin mucho problema.

Saludos!

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Muy buenos días, Unknown ;)

Aquella Mclaren empezaba el declive. Martin no estuvo fino presionando tanto a Checo, y la prensa británica tampoco. Y sí, este año se nota menos gracias a la estrategia a una sola parada, pero me apetecía escribir sobre este aspecto de Pérez, más que nada para que no se nos olviden sus méritos ;)

Abrazote

Jose