miércoles, 7 de febrero de 2018

Starman


No voy a negar que parece muuuy excéntrico y muy poco práctico gastar un montón de dinero para colocar en órbita marciana un poco de chatarra bonita y cara —en órbita y más allá, que decía el bueno de Buzz Aldrin, se entiende—. Pero mirad, hijas e hijos míos, está la cosa tan mustia y tan inclinada diariamente a lo pesimista y penoso, que mis pobres huesos agradecen este tipo de chorradas. 

Que bien, que vale, que no soy nadie; que seguro que lo habríamos sacado adelante si se hubiera hecho un crowdfunding para aprovechar bien el viaje y lanzar al espacio a media docena larga de políticos que conocemos todos, dentro de una Volkswagen T1 decorada a lo hippie. Pero menos da una piedra y, además, esta aventura no la pagamos nosotros. 

Es cierto que lo urgente no debe imponerse a lo importante, pero tal y como está todo creo honestamente que coinciden lo urgente y lo importante ahora mismo.

Se nota en el ambiente tal necesidad de que practiquemos más sexo, de que sonriamos más, de que que hagamos del humor y la vitalidad nuestras señas de identidad, que a lo mejor, excentricidades como las que tuvieron lugar ayer nos sirven de guía en el desfiladero.

El Falcon Heavy iba a hacer su vuelo de pruebas tanto si su bodega de carga iba vacía o repleta de patitos de goma o con un Tesla Roadster en su interior. Elon Musk se ha inclinado por esta última opción. Él paga la fiesta, él decide, él es el excéntrico, y lo último que nos faltaba a estas horas era complicarnos la existencia pensando en si merece la pena o hay cosas más importantes...

Las excentricidades son lo que son, yo no puedo decir más, al menos hasta que la próxima sonda que mandemos a Marte sufra un accidente de tráfico y no haya nadie por allí para levantar el atestado correspondiente, ni para valorar si Starman superaba, o no, la tasa de alcohol en sangre permitida.

Sed felices, a veces es lo único que merece la pena. Os leo.

3 comentarios:

enrique dijo...

El seguro del coche cubre la corrosión por radiación?

Anónimo dijo...

Nikola debió ser un hombre habituado a la contemplación de maravillas y otros pequeños milagros. Pero si algún oráculo le hubiera profetizado que la humanidad (esa misma que casi lo echa al olvido) le rendiría un tributo póstumo de tal magnitud
... Pues no se lo creía.

Parece que el tiempo, al final, pone a cada uno en su lugar. Ánimo Thomas, que tienes mucho mérito! Nadie se carga un elefante mejor que tú!

GRING dijo...

La publicidad es el espíritu del sistema capitalista, pese a quien pese. Sin publicidad no hay sistema. Elon Musk ha aprovechado un exitoso lanzamiento de pruebas para un negocio futuro para hacer una excelente campaña de su negocio actual, y de paso, presentar unos impresionantes credenciales para la próxima ronda de financiación de los ricos más ricos del mundo para su negocio espacial. Un genio absoluto
Saludos!