jueves, 15 de febrero de 2018

De Herbert a Brundle [21-12-2017]


Liberty Media ha entrado con fuerza en la Fórmula 1 pero sin hacer demasiado ruido. Pretende cambiarlo todo pero empezando por los cimientos, no por el tejado. Seguramente lo acertado o errado de este planteamiento lo veamos con mayor nitidez este año y los siguientes, ya que 2017 pilló muy a desmano a la norteamericana. Así las cosas, mientras la multinacional Unilever trata de parar los pies a Facebook y Google a cuenta de la calidad de las noticias a las que dan pábulo, en nuestro corralito las cosas ya han comenzado a cambiar en este mismo sentido. Hablaba de ello en Graining.es a mediados del pasado mes de diciembre.


Johnny Herbert y Martin Brundle han venido interpretando al poli malo y al poli bueno en las retransmisiones de Sky Sport, y si el formato daba su juego en los tiempos de Bernie Ecclestone al frente de la Fórmula 1, con Liberty Media a la cabeza me da que se va a ver obligado a explorar otros registros.

Desgraciadamente no se trata sólo de la cadena británica. La mayoría de medios de comunicación basa su actividad informativa en ofrecer ópticas contrapuestas que ayudan a fomentar el debate, el posicionamiento del lector —del aficionado en nuestro caso—, de forma que a su alrededor se generan una serie de sinergias, favorables o desfavorables, que alimentan las respectivas discusiones con la intención de que caiga del cielo cuanta mayor cantidad sea posible de clics a la noticia o número de interacciones correspondiente, lo que, a la postre, es lo que se vende al anunciante: visibilidad.

Ni hemos nacido ayer ni nos chupamos el dedo, así que espero que nadie se sorprenda o se sienta molesto si digo que los medios juegan a darnos carnaza para que nosotros les demos a cambio parte de nuestro tiempo y nuestros desvelos, para que luego, ellos se encarguen de convertirlo en dinero, faltaría más. Viven de los anuncios y me parece justo que paguemos el precio que nos piden a cambio, siempre y cuando la mercancía valga la pena, que ésa es otra.

Sea como fuere no pretendo dar una lección magistral sobre este asunto. Abandoné mi relación con la publicidad hace muchísimo tiempo y si me dedico puntualmente a ella en la actualidad es siempre para gente en la que confío o sobre productos que me ofrecen las mejores garantías. Tampoco me miréis demasiado mal, jamás he negado que soy un tipo con suerte…

Pero a lo que vamos, en la etapa en que Ecclestone estaba a los mandos del negocio la teoría y la praxis de nuestro bendito deporte pasaban por sustantivar a todas horas quién era winner y quién era loser, de forma que el deporte —al nuestro me refiero— se dividía en dos mitades casi de forma natural. Estaban por un lado los que siempre se acababan pareciendo a Senna aunque fuese con calzador, y por otro, los que debían ahuecar el ala para dejar espacio a las nuevas promesas, remesa que por hache o por be jamás daba en la diana.

Por increíble que parezca, Kevin Magnussen se parecía al ídolo brasileño en 2014 y en palabras de Ron Dennis, apuntaba señorío suficiente como para postularse como futuro Campeón del Mundo. ¿Hablamos de Pascal Wehrlein o lo dejamos para otro día…?

El caso es que Bernie fue apeado de su poltrona como a finales de enero de este mismo año, y Liberty Media tomaba el relevo con nuevas ideas más o menos por las mismas fechas.

Sinceramente no sé si he notado el cambio de perspectiva informativa por pura necesidad de supervivencia intelectual (mía, of course!) o porque realmente se ha dado, pero cosas que no tenían relevancia hace un año la han ido adquiriendo conforme pasaban los meses del calendario oficial. La chavalería encuentra más eco que antes. Hoy es posible encontrar más de una docena de enlaces que refieran al manta de Marcus Ericsson, por ejemplo. Resulta relativamente sencillo acceder a eso que dicen que tenía Monisha con Pascal, o incluso se nos permite que sepamos más de Gasly, Giovinazzi, o de Kvyat o Hartley, que lo que nos era posible conocer hace tan sólo doce meses, o incluso menos.

Liberty está haciendo cambios pequeños pero de calado, que decía aquél. Tanto que apenas se aprecian sus resultados en la superficie. La cultura del winner and loser ya es pasado. La norteamericana es más afín al todos remamos en la misma dirección, y al hilo, resulta la mar de normal que Martin Brundle y Johnny Herbert se vean obligados a reconfigurar sus respectivos registros. Ya no hay malos y buenos, como antes, ni siquiera en las filas de los polis. Todos somos uno y la Fórmula 1 necesita que todos rememos en la misma dirección.

Os leo.

1 comentario:

anonimo dijo...

Creo que el bueno de Pascal merece que le dediques un par de líneas. Por un lado creo que es muy talentoso (o eso o ha sabido simularlo, tal vez por los coches a los que se ha subido antes de llegar a la F1), pero por el otro ha sido eyectado de "la máxima" este año. Y con todo sigue siendo un niño de la escuela Mercedes.
Puede que tenga un carácter difícil, o que no haya aportado suficiente pasta, o algún otro motivo que a nosotros los desinformados de siempre no nos llega aún.