sábado, 16 de marzo de 2013

In nomine Berger


Mientras espero a que llegue la una de la madrugada y consume el acto heroico iniciado esta mañana, con un doble salto mortal sin red que me llenará de legañas los ojos a la hora de ver la carrrera, ya mañana, quiero recordar brevemente que Gerhard Berger, ex piloto y ex patrullero en jefe de la de Faenza cuando ésta era un juguete de Red Bull que buscaba comprador, ha tenido a bien sumarse recientemente al exquisito club de tipos que miran con mala cara el desatino que intrepreta Pirelli en el Tannhäuser de la FIA.

No viene mal que el austriaco haya dicho que «si los neumáticos [de la milanesa] fueran buenos, no necesitarían ser analizados durante días y días», porque creo que lleva razón y porque a partir de ahora, podré esgrimir su nombre para descabalgar a aquellos que tantas veces nos han dicho que lo de entender los neumáticos, ha sido cosa de toda la vida en esto de la F1.

Nadie mejor que un piloto que ha ejercido como tal y un antiguo jefe de escudería y medio dueño de la misma, que desempeñó su cargo en el equipo que dio a Sebastian Vettel su primera victoria, para recordarnos que las ruedas deben ser ruedas y no vedettes; que deben servir al monoplaza, no rendirlo por hambre; y en definitiva, que Paul Hembery debería tener más cuidado cuando habla de favorecer el espectáculo y no querer interferir en la competición, o de que a mitad de temporada, sus productos manufacturados habrán dejado de suponer un problema.

El problema ya está aquí, lleva tres años con éste entre nosotros, y se puede tasar en toneladas de horas y esfuerzo tirados a la basura; en errores mayúsculos que han definido carreras; en sortilegios bajo la luz de la luna que han arruinado expectativas... Y es que lo dije cuando levanté la liebre el año pasado a cuenta del supuesto por aquel entonces, endurecimiento a base de cambio de vitolas en las gomas italianas: no me preocupaba tanto a quién o quiénes beneficiaba, como a quiénes perjudicaba tamaño cambio de rumbo, porque en todo deporte, cada uno de los participantes es un primus inter pares que hay que respetar por encima de todo, y al que no cabe tomar el pelo por nada del mundo.

Y la FIA y Pirelli, y por ende el señor Hembery, se lo llevan tomando a los equipos que menos recursos tienen, como si estos fuesen alumnos desaprobados desde el inicio de curso, y a los que se pide en junio que hayan asimilado y entendido lo que ni Dios comprende. Y también se lo han tomado a los otros, a los grandes menos uno, a los estudiosos, a los linces, a los aplicados, cambiándoles el libro de texto a mitad de temporada o robándoles incluso el bolígrafo instantes antes de que diera comienzo el examen.

No hay espectáculo que valga para justificar el paso de Pirelli por la F1, y no lo digo yo, lo dice Gerhard Berger: «resulta incomprensible que ahora que hay un neumático [único proveedor] para todos, Pirelli pretenda apoderarse del espectáculo.»

Os leo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de Pirelli es de juzgado de guardia. ¿Cómo es posible que nadie las entienda con el tiempo que llevan ya en el circo? Ferrari iba sobre raíles con los Bridgestone y lo mismo Renault con Michelin. Los equipos no pueden moverse en una permanente lotería.

King Crimson

Aficionando dijo...

Se cumplió lo que aventuré que pasaría con McLaren. Button siempre iba a remolque de Hamilton. Sólo había que ver cuando el coche iba mal. Hamilton lo ajustaba mientras que Button andaba más perdido que un pulpo en un garaje. Luego aprovechaba muy bien la puesta a punto, eso sí.
Creo que esta temporada va a ser dramática para los de Woking.

Tadeo dijo...

Aficionando, lo mismo que ocurrió en el 2009 cuando corría con Brawn. Barrichello hacía el trabajo y Button se llevaba el mundial.

Saludos