Hellboy

El plan «B» huele a migajas, Fernando. Llevan razón quienes dicen que duele la prepotencia de Domenicali y Montezemolo cuando se permiten el lujo de recomendarte paciencia hasta 2010, porque al parecer la puerta de Ferrari te estará abierta sólo en ese instante, ya que de momento La Scuderia está servida con lo que tiene.

Soy ferrarista desde que supe que hay un color rojo y otro rojo más rojo aún, mucho más rojo que cualquier rojo. Bebí Ferrari por primera vez con Ickx, disfruté con Lauda, lloré con Villenueve, vibré con Pironi, soñé con Alboreto, quise a Alesi, y aunque suene duro: me desteñí ligeramente con Schumacher…

Con todo este rollo quiero decirte que aunque soy ferrarista no soy gilipollas, y que por ello te digo que si viviera Il Comendatore habría mandado a freír puñetas a los comeyogures que conducen sus coches para vestirte de rosso sin pestañear. Créeme, Nano, si viviera el viejo habría puesto firme al que fuera yerno de Agnelli y que hoy es presidente de los empresarios italianos y de la de Maranello por obra y gracia de FIAT; sí el bueno de Montezemolo, el mismo que hace buena pareja, o trío, o lo que sea, con tahúres del pelo de Briatore, Ecclestone o Dennis.

Sí, colega, don Enzo habría cogido por las orejas a Luca y le habría recordado que en Ferrari se gana o se gana, porque La Scuderia no puede arrastrarse por el asfalto emboscada en la pobreza de sus contrincantes.

Y es que estoy seguro de que con las mismas manazas que llenas de grasa apretaron las tuercas de aquellos míticos Alfa Romeo del periodo de entreguerras a los que puso a punto; o que acariciaron, ya limpias, la chapa de aquellos otros de la misma marca que vistieron por primera vez il cavallino de Baracca sobre fondo amarillo, antes de la segunda gran guerra, el robusto modeneso te habría abrazado para decirte: «si siguiera vivo, mañana mismo te veía en Maranello», con la misma soltura y rotundidad con que citó a Nuvolari o a Moll, o a Ascari, Fangio, Hawthorn, Surtees, o a tantos otros que me dejo en el tintero por falta de espacio.

Pero como no es posible que el mecánico que acuñó el sinónimo de Fórmula 1 sobre sus máquinas a golpe de victorias, haciéndolo indisoluble, convirtiéndolas en una leyenda, te tome bajo su manto sin más dilaciones, me voy a permitir el lujo de hacer de su albacea para decirte que rompas amarras, amigo, porque vales tu peso en oro, porque destronaste a Schumacher sobre el único lugar que cuenta: el asfalto, porque rompiste a Raikkonen, porque contuviste al hijo de Anthony Hamilton y porque te mantuviste firme en mitad del infierno.

Fernando, no merece la pena que sigas mordiendo el polvo. Busca un equipo que te dé un coche competitivo. Huye, cambia de aires, busca ese monoplaza que te permita volar como sólo tú sabes hacerlo. Has pagado con creces el error de haber desembarcado en la escudería en la que condujo Senna, no malgastes ni un minuto más. Me habría hecho ilusión verte de rojo, no, no voy a negarlo, pero me ilusiona más saberte el mejor pudiendo demostrarlo bajo cualquier otro color, porque te quiero en la pista mostrando que eres todo fuego aunque jodas a La Scuderia, y porque este año ganará el menos malo, y eso no hay quien lo digiera.

…

¿Hellboy? Sí, Hellboy es un demonio al que apodan rojo y juega del lado de los buenos.

I can’t smile without you.