La fijación de Liberty con Mónaco empieza a ser de nota. Circuito entre calles: Mónaco; circuito urbano cerca del mar: Mónaco...
Mejor no mencionamos la complejidad del trazado europeo, ni lo que supone obtener una victoria al ladito mismo del Mediterráneo para los pilotos que pretenden consagrarse como los mejores de su especialidad, jugándosela contra el cronómetro lamiendo los guardarraíles en un marco incomparable que rebosa historia del automovilismo en cada poro de su asfalto.
Los árabes se ven que se comportan más culto con todo esto. Lejos de arruinar su imagen emulando Mónaco por las esquinas seguro que alguno hasta ha pensado en comprarse el original, y si así fuera, también os digo, más de un detractor habitual del Gran Premio de Mónaco adquiriría una alfombra para arrodillarse y saludar al nuevo amo, porque esto no es personal, sólo es una cuestión de dinero.
Bueno, de dinero, de cultura y de estilo, que, a ver, el rinconcito en Miami para hacerse selfies monegascos daba bastante vergüenza ajena, pero la que se ha liado en Las Vegas porque Max ha tenido la ocurrencia de decir que Mónaco es la Champions League y el de Nevada la National League inglesa —quinta categoría, para que nos entendamos—, delata que quien con fuego juega al final se quema, pues la comparativa se le ocurrió al periodista que recibió el bañito de realidad por boca del tricampeón del mundo.
No quiero distraerme. Liberty Media anda bajando los humos al Automobile Club de Monaco desde al menos hace dos años, pero ha elegido malos compañeros de viaje: la incultura y la ignorancia.
Os leo.
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