¿Quién nos iba a decir que tras el italiano Signor Adolfo Pirelli se encontraba Sacha Baron Cohen interpretando a un buscavidas irlandés que se publicitaba en el sucio Londres de Sweeny Todd, como el barbero y sacamuelas oficial del Rey de Nápoles...?
Las fuerzas vivas de lo nuestro han perdido el culo a la hora de tratar de desmarcarse de tiktokers, streamers y youtubers, y todo a cuenta de la desbarrada que se montó la semana pasada con aquello de que Alonso y Pérez eran como cromos intercambiables en el recreo [El «paddock» en casa]. Quien no ha aludido al título de periodismo que cuelga en la pared de su despacho, ha recurrido al artificio de los muchos años que lleva viendo o asistiendo a carreras, o ha solicitado un respetito para los profesionales, así, por la cara. También los ha habido, obviamente, que, sin pretenderlo, han remarcado con rotulador grueso los márgenes que enfatizan que nuestro deporte sufre de un clasismo rancio imposible de quitar ni con agua caliente y vinagre.
Cuando Liberty está enfocada al consumo de espectáculo vía plataformas de retransmisión o aplicaciones para dispositivos móviles, ellos insisten en que hay que pisar circuito o tomar al menos un café con un piloto, independientemente de su calidad sobre la pista, supongo que para terminar disfrutando de la prueba frente a pantallas gigantes y una buena conexión wi-fi que permita acumular información vía plataforma de retransmisión o aplicación indicada para smartphones 5G o tablets, etcétera, etcétera, etcétera.
Ya os conté cómo Amama terminó enmarcando mi título de socorrista acuático por la Cruz Roja ante mi renuencia a sumar, en nuestra casa de Santurce, mi título como Licenciado en Bellas Artes a los de Medicina y Derecho de mi hermana pequeña y hermano mayor, respectivamente. No creo en estas cosas, y lo siento en el alma, lo digo en serio. Valoro, eso sí, y con muchísimo orgullo, el enorme esfuerzo que hay detrás de cada orla, sobre todo cuando se alcanza la cima habiendo salido del pitlane y sin la mejor configuración.
A lo que vamos, que me distraigo. Todo este embrollo no trata de información a secas, como se intenta hacernos creer, sino del valor añadido que aporta quien la maneja, y mirad, si un mindundis como yo suponía que lo de Alonso en Red Bull no tenía recorrido o que Pirelli jugaba con cartas marcadas y a favor de Mercedes AMG cuando modificó su gama a partir de Silverstone [Tras las críticas, Pirelli hará un neumático de F1 que degrade menos], el problema no lo tenemos los parias, me incluyo en este apéndice, sino los que, sintiéndose periodistas, creen que lo han logrado todo en la vida.
Nos empeñamos en volver irrelevante la verdad, pero los irrelevantes somos nosotros, sobre todo los que siguen pensando que están por encima del resto y niegan rotundamente que Sacha Baron Cohen pueda estar detrás de cada sopapo de realidad que recibimos.
Os leo.
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