sábado, 20 de abril de 2019

Las nanas del Hemoal


Nos acercamos a ritmo de crucero a las 500 Millas de Indianápolis y esta vez el asturiano va a intentarlo de nuevo, básicamente por cerrar La Triple Corona con la Rolex 24 at Daytona a cuestas, antes de abordar el intento de doble victoria en las 24 Horas de Le Mans y el posible título mundial de Resistencia...

Dicho así, el asunto suena lo suficiente fuerte como para que muchos aficionados antiguos dejasen de aprovisionarse de Viagra, pero por estas cosas que tiene el apasionamiento mal digerido, está sucediendo uno de esos milagros que no ha Dios que entienda: la oposición a asimilar que uno de esos momentos deportivos por el que cualquiera de nosotros pagaría gustoso lo que no está escrito ni tiene, está originando, como diría Charly, que las farmacias no den abasto en cuanto a indicados para el tratamiento de las hemorroides.

Son ganas, la verdad. Anda que no hay mil maneras para divertirse con esto del automovilismo de competición como para ponernos exquisitos a la mínima. Obviamente no tuve ocasión de disfrutarlo en toda su intensidad —nací en otra vida, en 1959—, pero tirando de hemeroteca se va descubriendo que el invent pilló a Graham Hill y no al contrario.

Mr. Mónaco no buscaba La Triple Corona en 1972, de hecho caminaba con paso firme hacia el ocaso de su vida como piloto mientras maceraba la creación de su propio equipo: Embassy Hill.

Hace casi cuatro años escribí esto durante la segunda fiebre que me dio por seguir la carrera gala a golpe de entrada cada hora: «Su carrera parecía acabada definitivamente. Entre numerosas dificultades, tardó mucho tiempo en volver a andar por sus propios medios, y se desempeñó en 1970 peor incluso de como había terminado la sesión anterior. El ocaso parecía cernirse sobre el bicampeón del mundo (1962 y 1968) y vencedor así mismo de las 500 Millas de Indianápolis (1966), pero quién sabe si con el interés de rentabilizar su nombre en una prueba tan mítica como las 24 Horas de Le Mans, Matra le ofreció un asiento junto a Henry Pescarolo para disputar la prueba francesa de 1972 sobre el vehículo con dorsal número 15...» [Una segunda oportunidad #25TLM15 (03)].

Y bien, fueron la prensa y aficionados de entonces los que dieron relevancia a todo lo que consiguió el de Hampstead, hoy, sin embargo, imagino que más de uno se enredaría empañando los logros del británico entre toneladas de datos, estadísticas y Hemoal.

Pasad buen día. Os leo.

1 comentario:

Elín Fernández dijo...

Pues es tanta la demanda, que ya no quedan en los estantes. Hay una medicina para las hemorroides, equivalente a Hemoal, llamada Preparation H. Si se terminó Hemoal, que busquen Preparation H.