jueves, 18 de abril de 2019

Los miedos de Bernie


A Bernie no le atraía nada que los septuagenarios que gastan Rolex pudieran distraerse con otras competiciones diferentes a la máxima categoría y, en consecuencia, se mostró como un firme defensor de la exclusividad por cojones, lo que viene siendo insonorizar el club y cerrar a cal y canto las ventanas y puertas para que desde el interior no se note que siempre ha habido vida más allá de sus paredes.

Hemos hablado mucho de este tema y de sus claves (contratos, seguros, patrocinadores, etcétera), y aprovechando que aquí Jueves Santo es festividad completa, me apetece insistir en el fenómeno que ha descubierto Fernando Alonso para una masa de aficionados que se siente friki sin obsesionarse, que está viendo en estos instantes que no le da el tiempo para tanto automovilismo deportivo...

Esto era precisamente lo que no quería Ecclestone porque entendía que muerto el perro se acababa la rabia. Evitando cualquier tipo de comparaciones con otras disciplinas resultaba mucho más simple aplicar soluciones en la Fórmula 1 que la han llevado donde está. Neumáticos para el show, un desequilibrio insultante entre equipos, unos dominios y una caída de récords que llevan tiempo siendo cuestionados, una sensación de solvencia que ya no aguanta en la superficie ni con flotadores.

Hoy entendemos qué es un BoP (Balance of Technology) o un EoT (Equivalence of Technology), y qué funciones cumplen en las carreras norteamericanas o en el Mundial de Resistencia. Sabemos, también, que la figura del proveedor único de gomas no acarrea joderle la vida a las escuderías o equipos ni muchos menos sacrificar el espectáculo. Así mismo, podemos comprobar que si existe un reglamento se aplica para todos por igual, no como en la Fórmula 1: sólo para los no elegidos, y que el Safety Car no tiene como cometido otorgar ventaja a determinados participantes sino asegurar la seguridad —válganos la reiteración—, mientras se barajan las cartas durante la neutralización y vuelve a haber oportunidades reales en situación de bandera verde...

Podría extenderme pero considero que con estas pinceladas bastan para que entreveamos cuáles eran los miedos de Bernie y que quizás el más grande de ellos consistía, precisamente, en evitar que se notara que la Fórmula lleva haciendo ejercicio de onanismo desde al menos una década.

El mundo ahí fuera avanza que se las pela y por fortuna hoy podemos disfrutarlo con mucha mayor intensidad, mientras cada vez queda más claro que los que han callado conociendo de qué iba el asunto, o eso decían, han visto agravada su responsabilidad por haberle reído las ocurrencias al protagonista de esta entrada. Y es que Bernard Charles Ecclestone nunca ha trabajado solo, siempre ha precisado de abundantes correveidiles, alcahuetes y mamporreros.

Os leo.

3 comentarios:

Elín Fernández dijo...

Así es José.

Matador dijo...

Hola,

Desde mediados de los 80 Tito Bernie estuvo muy preocupado por que nadie hiciera sombra a su negocio. Balestre era uno de sus secundarios favoritos capaz de darle mucho juego con las audiencias por sus caprichos en la guerra Prost-Senna, a cambio de dejarle parecer importante, el Mundial de Resistencia en el que estaban Porsche, Jaguar, Sauber-Mercedes tuvo que mutar su reglamentación de motores para asimilarlos a los de la F1 con la excusa de que los equipos punteros de la segunda categoría, C2 como Spice, pudieran tener acceso a motores competitivos suministrados por Cosworth o Judd, como los equipos garajistas de la F1, y entró Peugeot con el Pequeño Napoleón al mando, con un motor que les permitiría saltar a la F1 si era competitivo sin arriesgar demasiado su imagen de ganadores tras los 205 y 405 T16, y el campeonato se fue al carajo...

Jean-Marie acabó cayendo como fruta madura, y puso en la Fia a su viejo colega Max Mosley. El mundial de Rallyes era extremadamente pujante y competitivo en las décadas de los 80 y 90, con sus altos y sus bajos según los cambios de reglamentación sucesivos: Gr. B, Gr. A/N, Kit Car y World Rallye Car, llegando a haber multitud de marcas implicadas, derechos de televisión con buenas audiencias y un verdadero Mundial capaz de congregar espectadores locos desde Argentina a Japón. Parafraseando a Javier Bueno, Mosley demostró saber mucho de polvo, pero no del de los rallys precisamente, cabreando a pilotos y marcas, vendiendo los derechos de televisión a su colega David Richards, concentrando las enormes etapas que recorrían países o continentes en una semana a bucles alrededor de un Paddock cada vez más parecido a la F1, en vez de los parques de asistencias dispersos que formaban parte del espectáculo y la estrategia de los equipos. Y el campeonato se fue al carajo... en vez de miles de espectadores desplazándose siguiendo a la caravana y repartiendo los beneficios de los rallys, se concentraron alrededor de tramos de rallyesprint, los espectadores les dieron la espalda, los ayuntamientos e instituciones empezaron a denegar permisos pues no conseguían retorno, de cuatro a cinco pilotos con posibilidades de ganar se pasó al dominio de un par de Sebastianes, y las marcas...

Alonso es el alumno respondón de la clase, le han jodido lo que han querido, y ahora está devolviendo la jodienda una vez que se ha dado cuenta que hay vida fuera del negocio de Bernie, y que puede explotar sus cualidades ganando allí donde se le pone. A ver cuanto tardan en frenarle.

Salu2!

Anónimo dijo...

Matador, lo has clavado, chapeau!