No es por nada, pero con ésta sólo quedan 138 para las 5.000...
Hecha la acotación pasemos a lo importante, porque a ver, no me digáis que no sabe a gloria que Valtteri haya vuelto a tumbar las murallas de Jericó mientras Lewis se excusaba diciendo que estaba jugando con su coche, comprendiéndolo...
Vivimos tiempos malos que empeoran a marchas forzadas —¡Leed a Jackie Stewart, insensatos! [Lewis Hamilton’s dominance with Mercedes branded «lucky»], gritaba el capitán Haddock mientras su balsa se hundía—, y entre tanto héroe de cartón piedra, tanta piecita de Lego y tanta plastilina, viene un tipo como el de Nastola y comienza su batalla por el Gran Premio de China cuando hay que empezarla, en clasificación y marcando el terreno tanto a su compañero como a los que vienen detrás.
Quedan horas para que sepamos en qué queda todo esto, pero discúlpenme los melifluos: esto también es Fórmula 1.
Os leo.
Quiera Dios que mañana Toto se levante con el pie bueno y deje que el finlandés vuelva a hacerlo, como ya sucedió en Melbourne, o a intentarlo, no como en Rusia del año pasado, por no recordar aquella orden que recibió el marido de Emilia en Alemania 2018, por la cual, se hacía menester dejar tranquilo al 44.
Yo lo agradecería e imagino que mucha gente adulta estará conmigo en la celebración.
Con el rebose que tenemos de humildad por centímetro cuadrado, el precocinado en horno microondas y los pensamientos elevados que nos asaltan desde la prensa, da la sensación de que no es posible, ni políticamente correcto, festejar que un sobrevalorado como Valtteri siga haciendo de Juan Sin Miedo. En realidad, el rotundo escandinavo no tiene nada que perder y aquí mismo está el quid de la cuestión: sabe de qué pie cojea Hamilton, conoce perfectamente lo poco entonado que suele mostrarse en las primeras carreras, entiende que las salidas suelen ser el punto flaco del británico, y esta mañana en horario europeo, Valtteri se ha dejado en pista lo que no tiene con tal de asegurarse de que si lo paran, se note que lo mata su muro.
Quedan horas para que sepamos en qué queda todo esto, pero discúlpenme los melifluos: esto también es Fórmula 1.
Os leo.
1 comentario:
No no, que lo paren al finlandés. Caso contrario tendremos que soportar a la diva, asqueada. Y a su padre amenazando con que su hijo destruye carreras.
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