La muestra más evidente de que Liberty Media está haciendo bien las cosas estriba en la sorprendente actividad que lleva desarrollando de un tiempo a esta parte Bernie Ecclestone en los medios, con la notable aquiescencia de toda esa gente que le debe favores y trata de devolvérselos, of course!
Llevo suficiente tiempo escribiendo y leyendo sobre él como para saber que nunca va de broma y que jamás da puntada sin hilo. Bernie es el tipo de persona que se desnudaría en una iglesia repleta de feligreses durante la misa del domingo, para irse luego con una biblia a leer salmos del Apocalipsis de San Juan en mitad de un concierto de Black Sabbath... También es de esos personajes que cerraría la jornada alrededor de unas cañas junto al párroco, el jefe de policía y Ozzy Osbourne...
Siempre tendente a remover el avispero con un palito, Bernie es un provocador nato, pero no porque sea quisquilloso o un mal perdedor o cualquiera de las mil mandangas que suelen adornar su figura pública, sino, más bien, porque en el ruido se crece y el caos es su alimento siempre y cuando intuya que hay negocio.
Y bueno, como es palpable (y contrastable) que últimamente no para de meter el dedo en salva sea la parte a la empresa norteamericana que lo desterró de su feudo allá como a comienzos de 2017, la lectura simplona nos llevaría a pensar que está como loco por volver cuando lo que podría estar pasando es que está gestionando la situación con vistas a sacar tajada, bien directamente —cosa poco probable, para qué vamos a engañarnos—, o bien como intermediario.
Como jefazo del FOM fue el principal promotor de la asfixia de los circuitos y ahora se ha convertido en poco menos que el adalid de los gestores frente a las pretensiones crematísticas de Liberty. Apoyó a Alejandro Agag en el paddock, según Adrián Campos lo trataba como a un hijo, jugó con la posibilidad de comprar la Formula E precisamente cuando ésta necesitaba revalorizarse, hoy su corazoncito está con la Fórmula 1 pero su cabeza le dice que el futuro está en los coches eléctricos. Pero, ¿le gustaban las unidades de potencia? Pues no, ha sido uno de sus mayores detractores después de haber metido la raposa en el corral de gallinas...
La hemeroteca está plagada de este tipo de contrastes y aparentes contradicciones que no hacen otra cosa que perfilar un agitador que pesca mejor y más que nadie en río revuelto. Es Bernie, y con eso debería bastarnos.
Y bien, hay quien está dando crédito a sus palabras y ayudando con ello al descrédito de Liberty Media. Así las cosas, independientemente del papelón que sigue jugando la prensa inglesa en todo este embrollo, lo que pienso es que la de Carey está metiendo en cintura una Fórmula 1 que Ecclestone dejó hecha unos zorros y que es este escenario el que atrae a nuestra Bruja de Blancanieves. Una especie de tabla rasa que él no tuvo oportunidad de aplicar, o no pudo o no quiso. Un nuevo punto de comienzo mejor definido que antaño, que apunta a golosa oportunidad de negocio de aquí a unos años. Y Bernie con su palito agitando el avispero...
Os leo.
Os leo.
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