martes, 26 de marzo de 2019

The Importance of Being Earnest


Después de haber comprobado lo que dio de sí el apellido Schumacher para un madero como Ralf, espero que no resulte de extrañar que tenga mi mano derecha sobre las cachas de mi CZ 75 de bolitas mientras trato de hablar de Mick sin llamarle Ernesto.

Aplicando el mismo rigor usado por la prensa especialista con apellidos como Palmer, Senna, Rosberg, Piquet, Magnussen o Sáinz, suena raruno que Schumacher provoque tanto orgasmo de sólo escucharlo. En chiquillo todavía no ha hecho nada salvo protagonizar un milagro y ya hay quien ve en él el futuro de Ferrari, con tanta claridad que da la sensación de que el árbol genealógico de la familia alemana oculta bajo su corteza un hechizo.

A veces pienso que si en vez de a su padre sale a su tío tenemos lío, que rimaría Gloria Fuertes...

Hay prisa en su ascenso y eso es lo que me trae de cabeza. Con Bernie resultaba posible que Heineken pidiera una estrella holandesa para hacerse patrocinador global de la Fórmula 1 y, como por casualidad, anduviera por ahí Max, de quien, por cierto, nadie entrevé rastro de su linaje salvo que sacuda a alguien o se ponga bronco —hasta en esto es distinto nuestro protagonista, pues su elevación a los altares parece angelical, programada para no acumular mácula ni mellas ni borrones.

Venía diciendo que con Ecclestone estos expedientes X estaban a la orden del día, y pretendía decir que se suponía que con Liberty no tenían cabida, pero se ve que alguien estaba equivocado, seguramente yo, claro.

La norteamericana se está cubriendo de gloria (¡Fuertes no!, ¡caramba!). La piel de nuestro deporte parece algo más nueva gracias al maquillaje, pero gracias a la FIA, los equipos y su vieja cultura de paddock, su carne sigue oliendo a lo de siempe: a necesidad de cataplasmas para sobrevivir y olvidar que Chelo Vivares puso voz a Espinete y la pone a Ralph Wiggum, el de Los Simpson.

Mick va a probar con Ferrari y Maranello quiere algo, y yo que Vettel y Leclerc me lo tomaría muy en serio. The Importance of Being Earnest, que escribía Oscar Wilde a seis años de estrenar el siglo XX. Y es que hay algo de viejo y usado en todo esto que tira poquitito para atrás, aunque aún nos queda por saber si Mick sale realmente a su padre o tira más por su tío...

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todo sea por la conservación del negocio. Con los ejemplares del Rolex casi extintos (y sordos, culpa de los V10) no está para riesgos la cosa.

Hombre, le hacemos dos tres cámaras lentas, un primer plano a los ojillos, música de los Chemical. Fundido a negro y cerramos con el logo. Exitazo. Del resto, se ocupa dirección de carrera.

Entre lo que hay, y lo que se viene... Puto asco de futuro. Me voy a ver los e-sports por twich.