domingo, 11 de febrero de 2018

En misa y repicando


Fiel a su cita con el destino, la FIA y su concepto de deporte acaba de encontrar la horma de su zapato después de haber impuesto el Halo en 2018 poco menos que manu militari

Como sabéis a estas alturas de la película, en yankilandia se ha probado recientemente un prototipo de cúpula abierta y transparente sobre un vehículo de la IndyCar que resulta bonita de narices, y que según Scott Dixon —el encargado de estrenar la solución—, produce algunas ligeras distorsiones visuales que en todo caso no cree que resulten insuperables ni peligrosas [La FIA, atenta al «windscreen» de la IndyCar].

Básicamente, el neozelandés nos está diciendo que cuando las cosas se toman con suficiente interés pueden acabar siendo digeridas con naturalidad tanto por la disciplina donde se aplicarán como por sus usuarios, los aficionados y el espectáculo. La seguridad de los conductores es algo que debe primar siempre, y en lo relativo a este reciente experimento no se puede negar que al menos sobre el papel, todas las partes implicadas se lo han tomado bastante en serio.

El modelo de coche utilizado para probar el windscreen estaba adaptado para incorporar el nuevo elemento, de manera que la presentación del mismo ha dejado en pelota picada a las intentonas en nuestro deporte sin hacer prácticamente ningún esfuerzo. Fina, integrada perfectamente en las líneas de la carrocería, incluso resulta creíble independientemente de que al final se utilice o no. Nada que ver, desde luego, con lo que ha hecho la FIA para terminar imponiendo el Halo desde la oscuridad de alguno de sus despachos, olvidando debajo de la alfombra eso tan traído y llevado de que las novedades, por donde mejor entran es por los ojos.

Todas las veces que he hablado de este asunto o me he referido en concreto al Halo, he sacrificado mis gustos personales ante ese valor superior. Otra cosa es que mis preferencias, como conocéis de sobra, iban por los derroteros donde ha decidido explorar la IndyCar en vez de por esa especie de andamio jaula que canta lo suyo incluso en el batmóvil de la Formula E para la temporada 2018-2019.

Yo rezo para que nos acostumbremos pronto al Halo. No sé cómo acabará el asunto, la verdad. Lo que tengo meridianamente claro es que los norteamericanos acaban de quitarnos las pegatinas, sencillamente porque la FIA sigue empeñada en estar a misa y repicando, afirmando en público que intenta contentar a todo el mundo, pero en el fondo, creyéndose infalible.

Os leo.

4 comentarios:

enrique dijo...

No hay que obviar un asunto que puede parecer menor: La belleza de los monoplazas. De un tiempo a esta parte los monoplazas de f1 son feos. Otra cosa es que los enfermos de esto, como nosotros, nos hayamos acostumbrado, pero son objetivamente feos. Y el halo no ayuda nada

nacho dijo...

Y lo peor de todo no es que sea horroroso y antiestético a más no poder sino que creo que es mucho menos efectivo que la alternativa USA , ¿de que cojo...es va a servir ese chisme cuando , como le ocurrió a Masa , impacte contra el ojo de cualquiera de nuestros héroes una pieza suelta ? Halo : no entra en cabeza humana....( y todo porque el listo de Vettel se dió una vueltecita y el pobre se mareó.. absurdo

enrique dijo...

Vettel lleva años mareado!!! 😉

Jordi Vidal dijo...

Buenas ! El descarte del windshield en la F1 me resulto muy muy extraño. Dos vueltas y las quejas de Verttel bastaron para arrugar el proyecto y tirarlo a la basura. Tambien creo que Red Bull probo por ahi un halo con pantalla transparente que fue rapidamente descartado por sobrecalientamento al desviar el flujo de aire que alimenta la toma superior del monoplaza. El caso es parece que ese proyecto nacio muerto, la decision estaba tomada, y el lloriqueo de Vettel ( quiza hasta ensayado ) solo sirvio para tirarle la ultima palada de tierra. Saludoss