lunes, 13 de junio de 2016

Nadie regala nada


Maurizio Arrivabene puso de relieve el año pasado, un interés desmesurado por diferenciar su proyecto del liderado hasta 2014 por Luca Cordero di Montezemolo, pero ayer en Canadá, el lado oscuro de la fuerza quiso recordarle que huir de las propias raíces requiere no bajar jamás la guardia.

Fantasmas familiares aparte, me he encontrado este lunes con una sobrecarga de menciones a la inutilidad italiana (sic) mostrada en el Gilles Villeneuve, que me han animado a cerrar filas con mi santuario rosso, ya que el ferrarismo ortodoxo no parece estar por la labor de dar un paso al frente y el vettelismo recién llegado, aún no ha entendido de qué va eso de estar a las duras y las maduras con La Scuderia.

Esto es Ferrari. Para lo bueno y lo malo, la mamma añosa es así, capaz de lo mejor y lo peor en la misma carrera. Y me apetecía recordarlo esta noche para que nadie diga dentro de unos meses que no estaba avisado. Hay leyes que rigen el universo, y una de ellas la escribió El Todopoderoso expresamente para los tifosi, y de puño y letra, además: «sufriréis lo que no está escrito, para que vuestra alegría en la victoria no sea comprendida por nadie, y a la vez, sea envidiada por los siglos de los siglos...»

La prueba disputada por la italiana en Montreal fue cualquier cosa menos buena, no nos engañemos. Vettel aprovechaba la errabunda salida de Hamilton y que éste arrinconara a Rosberg, para firmar un destello de ilusión que se nos fue a tomar por el saco en el giro 11.

Arrivabene y su tropa no anduvieron finos, para qué vamos a negarlo.

Mala lectura de la disputa, precipitación o yo qué sé qué otro axioma de la liturgia rossa, pero el caso es que Maurizio enterraba el esfuerzo de Sebastian y condenaba a Kimi de la misma tacada. En el caso del finlandés, porque Raikkonen es un artista en el cuidado de las gomas y perfectamente se podía haber puesto en el podio con una estrategia a una parada; y en el del alemán, porque al diablo se le ocurre enfrentarlo a Lewis Hamilton sin tener la cabeza asegurada y con dos pitstops a cuestas.

Ferrari tiró por la borda todo el esfuerzo de meses que se había concretado en el fin de semana canadiense, pero estoy razonablemente contento aunque sea observado por ahí como un raro ejemplar de tifoso oveja negra. Primero de todo porque aunque la de Il Cavallino no esté a una décima de Mercedes AMG, sí ha recortado distancias. Y segundo, y posiblemente más importante, porque a diferencia de 2015, este año resulta creíble sin la mediación de milagros y da la sensación de que nadie va a regalar nada a la italiana.

Las cagadas son épicas, como las de toda la vida. Son nuestras. Seña de identidad, marca de la casa. Y por ello sé que las victorias, si las hay, seguramente sabrán a gloria.

«Sufriréis lo que no está escrito, pero el olor del laurel os resarcirá del dolor y colmará vuestros corazones...»

Forza! Os leo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

El alarido bárbaro que profirieron Arrivabene y su tropa durante el adelantamiento a Ham... Jajaja! No he visto a ningún otro equipo reaccionar así. El fuego latino, que le dicen.

Han progresado, sí. Pero quedan aún muchos baños de humildad que darse. Han sido injustos con el asturiano, y ya comienzan a pagar por ello.

Aficionando dijo...

La salida de Vettel fue buena, pero es que la salida de los dos Mercedes fue muy mala.

Anónimo dijo...

Vettel haciendo un trabajo espectacular, sobrepasando los limites del auto. Ferrari erró en la estrategia, puesto que los neumáticos blandos casi no se degradaban. Hamilton increíblemente maduro y sin fisuras.

José Miguel dijo...

A mi lo que me tiene mosca es que sea Mercedes la ¿única? que se ha dado cuenta que estos compuestos de Pirelli duran todo lo que te de la gana. Y se ha podido comprobar en las dos útlimas carreras que han hecho una parada menos que el resto.

chema dijo...

Alcanzar a uno de los mejores monoplazas de la F1 moderna es ardua tarea. La apuesta de Ferrari fue arriesgada pero audaz pero ni la duración del SC virtual ni el rendimiento del superblando estuvieron de su parte. Creo que con una estrategia a una parada también Lewis hubiese pasado a Seb, el Mercedes era mas rápido en carrera.

GRING dijo...

Se criticaba no hace tanto la italianización (o latinización) de Ferrari y la necesidad de que se "anglogermanizara" para superar sus problemillas clásicos. Los dos últimos años hemos visto la germanización en el asiento del cockpit y la marlborización en el muro.Resultado: Una clara marcha atrás en decisiones estratégicas respecto a la época inmediata anterior y fallos casi olvidados en los pits. Mucha pasión tras las cámaras y mucha tontería y chiquillada en las radios. ¿Ferrari en estado puro? ¿Una Ferrari más ridícula que nunca?
Saludos!